La Asamblea General de Naciones Unidas ha declarado el 20 de febrero de cada año como el Día Mundial de la Justicia Social, a partir de su sexagésimo tercer período de sesiones en 2007.
Esta celebración busca apoyar la labor de la comunidad internacional en la erradicación de la pobreza, promover el empleo pleno y el trabajo decente, la igualdad entre los sexos y el acceso al bienestar social y la justicia social para todos.
La Asamblea General reconoce que el desarrollo social y la justicia social son esenciales para la consecución y el mantenimiento de la paz y la seguridad en las naciones y entre ellas.
La justicia social busca equilibrar los diferentes sectores de la sociedad y garantizar derechos fundamentales como la educación, la salud, la alimentación adecuada y la vivienda digna, el derecho al trabajo debidamente remunerado, la igualdad sin distinción de sexo, raza, credo religioso o posición económica, la divulgación de la cultura solidaria, el derecho a la libertad de pensamiento y de expresión, y fortalecer la seguridad y certeza jurídica.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptó en 2008 la Declaración de la Organización Internacional del Trabajo sobre la justicia social para una globalización equitativa, centrada en garantizar resultados equitativos para todos a través del empleo, la protección social, el diálogo social y los principios y derechos fundamentales en el trabajo.
El logro de esta justicia social está estrechamente vinculado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En resumen, el Día Mundial de la Justicia Social pretende impulsar el desarrollo social y la justicia social para construir una sociedad más equitativa y justa para todos.