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El lenguaje y el habla: retos de los niños con síndrome de Down

Por: Maroly Solís Zataraín

El lenguaje y el habla son considerados de forma universal las principales fuentes de comunicación humana que permiten lograr un desarrollo más óptimo, interacción social y expresión de ideas y para las personas con síndrome de Down, representan uno de los mayores retos de su vida.
Debido a que presentan ciertos factores que puede limitar o entorpecer estos procesos de comunicación, como lo son sus estructuras físicas y anatómicas, cuyos canales auditivos por poner un ejemplo son estrechos y cortos, provocando en su mayoría la acumulación de líquidos que comprometen la respiración y la recepción de sonidos.
De igual forma hace su parte la hipotonía – bajo tono muscular- que presentan las personas con Trisomía 21, la forma de su lengua y paladar, entre otros aspectos anatómicos que comprometen el lenguaje y el habla, en una persona con esta condición, además de su capacidad cognitiva.
Por todo ello, es común que como padres de personas con esta condición tengamos dudas e inquietudes sobre el tema, por lo que he acudido a una especialista, la Lic. Monserrat Díaz del Centro de Rehabilitación de Lenguaje y el habla que ha expresado algunas ideas en torno a esto.
Sostiene que la comunicación de una persona con síndrome de Down se va a dar siempre de manera efectiva, ya sea verbal, escrita, con señas o a través de otra forma, siendo la oral la más efectiva, pro siempre se va a lograr.
Desde edad muy temprana los niños deben recibir estimulación oral y auditiva que les permita desarrollar el habla y el lenguaje en un futuro, es por lo que muchos padres de familias acercan a sus hijos a recibir las terapias de lenguaje, pero están deben enfocarse en cubrir tres aspectos.
Las terapias de lenguaje se deben adaptar a las necesidades de cada niño, incluso de los que presentan necesidades especiales de forma similar – como los que tienen síndrome de Down, autismo, etcétera- pero cada uno representará distintos objetivos a cumplir de acuerdo a sus habilidades y condiciones individuales.
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Las terapias de lenguaje se deben trabajar bajo tres aspectos sustanciales, sin omitir ninguna:
▪ El habla: que es la parte física que se debe trabajar durante las sesiones a través de movimientos linguales, labiales, entre otros ejercicios que buscarán lograr mayor tono muscular, agilidad para lograr los puntos de articulación, emisión de fonemas y palabras, entre otros.
▪ El Lenguaje: es una de las partes más sustanciales ya que compromete la comprensión, el entendimiento y la interpretación de la información; cuyo objetivo será atender la raciocinio de conceptos de formas, colores, tamaños, espaciales, cognoscitivos, entre otros, necesarios para que sean expresados.
La parte del lenguaje es lo que proporcionará la armonía, el sentido y los contextos a las palabras que pueda emitir un niño, de forma secuencial o bien con el sentido que se quiere expresar, de ahí su vital importancia.
▪ La audición: esta parte buscará lograr la discriminación de sonidos, como por ejemplo se deben emplear ejercicios con onomatopeyas para que el niño pueda lograr sin ver los objetos, su ubicación o asociación con el habla, entre muchos ejemplos para sensibilizar esa parte.
Resulta trascendental trabajar estos tres aspectos de forma paralela en las terapias de lenguaje, conocer las diferencias entre habla y lenguaje, para obtener resultados efectivos y visibles, entender que son procesos que se llevarán en tiempos ilimitados de tiempo.
Uno de los mayores errores que se cometen tanto por padres, como por terapeutas cuando se lleva a un niño a una terapia de lenguaje, es que dirigen su atención a solo uno de estos aspectos, por poner un ejemplo: se realizan ejercicios de sonidos, omitiendo el trabajo con el lenguaje, por lo que no habrá un avance considerable.
Otro de los errores comunes que cometemos los padres, es que buscamos que nuestros hijos “hablen bien”, dejando de lado la importancia de la comprensión, el lenguaje receptivo y la capacidad que tengan para interpretar esas ideas, ya que sin ello, sólo lograremos que un niño sea capaz de pronunciar o repetir correctamente pero sin entender.
El objetivo de las terapias de lenguaje no se debe enfocar en “hablar bien”, esto debe ser lo último que debemos esperar como resultado al atender sus necesidades de comunicación de nuestros hijos, debemos enfocarnos en que hable más, estructure frases y tenga un amplio conocimiento de conceptos.
Es así que no existe un programa específico, ni una metodología a seguir para obtener resultados efectivos de forma rápida en el lenguaje y el habla, esto se logrará con trabajo constante, de acuerdo a las características que presente cada niño, de su anatomía, su desarrollo físico y emocional, su interacción social y estimulación en general.
Entre mayor sean sus experiencias, mayor conocimiento obtendrá y con ello mayor conceptualización. Por lo que la terapia de lenguaje corresponderá a un importante apoyo profesional y guía, pero no total, para lograr que nuestros hijos tengan la capacidad de hablar y expresar sus ideas.
Por sugerencia de esta especialista, que coincide con la de muchos otros más, es que no debemos perder tiempo en la atención de las necesidades primordiales de las personas con síndrome de Down, cada etapa de su vida, tendrá que ser atendida acorde a su edad y capacidades.

*** Para mayor información con la Lic. Monserrat Díaz, Directora del Centro Rehabilitación del Lenguaje, mayor información: rehabilitaciondelenguaje03@gmail.com

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