El objetivo general de este día es crear conciencia sobre la prevención del suicidio en todo el mundo. Los objetivos incluyen promover la colaboración y el autoempoderamiento de las partes interesadas para abordar la autolesión y el suicidio a través de acciones preventivas.

 

Esto se puede lograr mediante el desarrollo de capacidades de los proveedores de atención médica y otros actores relevantes, mensajes positivos e informativos dirigidos a la población general y grupos en riesgo como los jóvenes, y facilitando un debate abierto sobre salud mental en el hogar, la escuela y el lugar de trabajo.

 

También se anima a aquellos que estén contemplando o afectados por el suicidio a compartir sus historias y buscar ayuda profesional.

La tasa de mortalidad por suicidio en la Región de las Américas ha ido aumentando, mientras que en todas las demás regiones de la Organización Mundial de la Salud ha disminuido; destacando la urgente necesidad de hacer de la prevención del suicidio una prioridad de salud pública.

Los suicidios y los intentos de suicidio tienen un efecto dominó que afecta no sólo a los individuos, sino también a las familias, las comunidades y las sociedades. Factores de riesgo asociados al suicidio, como pérdida laboral o financiera, trauma o abuso, trastornos mentales y por uso de sustancias, y barreras para acceder a la atención médica.

La diferencia de sexo en la mortalidad por suicidio es un fenómeno ligado a la cultura, lo que significa que las expectativas culturales sobre el género y el suicidio determinan fuertemente tanto su existencia como su magnitud.

Además, la pandemia de COVID-19 ha empeorado la situación al aumentar la prevalencia de enfermedades mentales y alterar los servicios esenciales de salud mental. Otras emergencias humanitarias, incluida la migración, agravada por la crisis climática global, también representan una amenaza importante para la salud mental.

Las medidas clave de prevención del suicidio basadas en evidencia incluyen restringir el acceso a medios para suicidarse (por ejemplo, armas de fuego, pesticidas, etc.), políticas de salud mental y reducción del alcohol, y promover que los medios de comunicación informen sobre el suicidio de manera responsable.

El estigma social y la falta de conciencia siguen siendo barreras importantes para buscar ayuda para el suicidio, lo que pone de relieve la necesidad de alfabetización en salud mental y campañas contra el estigma.

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