El 14 de marzo es una fecha clave para la visibilización de la endometriosis, una enfermedad que afecta a más de 180 millones de mujeres en todo el mundo y que sigue siendo ampliamente desconocida.
Esta condición, que se caracteriza por un dolor pélvico crónico, suele ser especialmente aguda durante el ciclo menstrual. El tejido endometrial crece fuera del útero, provocando quistes, adherencias y otras alteraciones en los ovarios y el aparato reproductivo.
El diagnóstico temprano de esta patología es un desafío, ya que puede tardar entre siete y diez años en ser identificado. La falta de conciencia sobre la enfermedad contribuye a que muchas mujeres enfrenten años de sufrimiento sin saber exactamente lo que les ocurre.
La endometriosis es una enfermedad compleja y, a menudo, debilitante. Aunque no tiene cura, existen tratamientos que permiten aliviar los síntomas. El uso de fármacos antiinflamatorios, analgésicos y hormonas es común para controlar el dolor y los procesos inflamatorios. En casos más graves, cuando los quistes y las adherencias interfieren en la calidad de vida, se recomienda la intervención quirúrgica. Sin embargo, muchos especialistas sugieren retrasar las operaciones para evitar complicaciones que afecten la fertilidad. La preservación de la capacidad reproductiva es una preocupación central, ya que la endometriosis puede llevar a la infertilidad en algunos casos.
Además de los retos físicos, la endometriosis también afecta profundamente la salud mental y emocional de las mujeres. El dolor crónico y las dificultades relacionadas con la infertilidad pueden generar sentimientos de frustración, ansiedad y depresión. El apoyo familiar y la intervención de profesionales de la salud mental son fundamentales para ayudar a las mujeres a lidiar con los aspectos emocionales de la enfermedad. La incomprensión o falta de conocimiento sobre la endometriosis puede agravar la situación, haciendo aún más importante la sensibilización social y médica.
En este Día Mundial de la Endometriosis, es vital seguir promoviendo la educación y el apoyo a quienes la padecen. Con el diagnóstico adecuado y el tratamiento oportuno, las mujeres pueden llevar una vida plena, aunque la enfermedad continúe siendo una sombra en su bienestar. Es hora de que se les brinde la atención médica que necesitan y que su lucha se reconozca a nivel global. La endometriosis no debe seguir siendo una enfermedad silenciada; es hora de hablar, entender y apoyar.





