Los pedos pueden decir sobre tu salud mucho más de lo que creerías. Pero sabemos muy poco sobre ello.

La ciencia avanza de forma rápida pero aún quedan muchos escollos por salvar. Las flatulencias, por ejemplo, siguen siendo un tema desconocido para los científicos.

«Lo que sale del trasero sólo nos informa acerca de los últimos 20 cm de intestino», explica el profesor Peter Gibson de la Universidad de Monash en Victoria, Australia. Y este científico quiere saber qué es lo que está pasando en el resto de los 130 cm que componen el tracto digestivo.

Algo tan simple como un pedo puede revelar sobre nuestra salud mucho más de lo que pensamos. En la digestión intervienen varios factores: los genes, la dieta, el metabolismo y los microorganismos que habitan en nuestro cuerpo. Estos microorganismos pueden provocar que el gas de nuestro cuerpo cambie. “ Un cambio en nuestras flatulencias podría ser signo de enfermedades graves que afectan al proceso digestivo”, explica Gibson.

Por ejemplo, el exceso de producción de hidrógeno y metano puede indicar que existe un problema a la hora de absorber los hidratos de carbono, que hace que los almidones y azúcares fermenten en el intestino. Un exceso de metano puede provocar estreñimiento y problemas para aquellas personas que padecen colon irritable.

El sulfuro de hidrógeno, la sustancia que da olor a nuestro pedos, también puede indicar síntomas de enfermedad. Un nivel demasiado alto puede ser señal de intestino dañado, enfermedad inflamatoria o cáncer de colon.

Un cambio en las flatulencias puede indicar que algo no va bien dentro de nuestro organismo

Pese a estos datos, todavía hay muchas preguntas sin respuesta. Lo científicos intuyen que el metano se produce en las partes bajas del intestino grueso, pero no es una certeza absoluta. Además, existe una dificultad añadida: es muy complicado obtener muestras fiables de pedos.

Hasta ahora, las muestras se obtenían a través de un análisis de los gases fecales o una muestra de aliento. Pero los resultados no son demasiado específicos y no sé conocen todos los aspectos que rodean a las flatulencias. Por ello, el equipo comandado por Gibson está trabajando en una sonda que permita medir el gas de nuestro cuerpo en todas las etapas de la digestión.

El método del doctor Gibson y su equipo es muy sencillo. Se compone de un pequeño sensor que puede ser tragado como una pastilla y, conforme pasa por las distintas partes del cuerpo, envía muestras a un ordenador. Esta pastillita mediría factores como la temperatura ambiente y la acidez, datos que pueden dar mucha información sobre el funcionamiento del intestino. De momento, el equipo ha probado el prototipo con cerdos y planean empezar los ensayos con humanos en los próximos meses.

Con todos los datos, Gibson espera crear una ‘biblioteca de pedos’ con muestras asociadas a diferentes enfermedades y estilos de vida. Un catálogo gaseoso con el que conocer un poco más el interior del ser humano.

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