“Volver a Álamos significa redescubrir muchas cosas, entre ellas el por qué escribo de la manera como escribo… Álamos está vestido de siglo XIX, principios del XX, lleno de nostalgia y eso soy yo… volver a Álamos significa redescubrir que finalmente ése soy yo…”

Arturo Márquez

Voltear la Hoja

Ecos

 

Regresé de Álamos llena de ecos, entrañables, cercanos. Ecos como las palabras con que inicio esta entrega, venidas de la charla con el compositor y director de orquesta alamense Arturo Márquez, que nos obliga a reflexionar en lo que somos y lo que nos deja la ciudad colonial.

Reconozco que del balance del pasado Festival Alfonso Ortiz Tirado me quedan muchos ecos positivos que no sería justo olvidar por causa de los ecos desagradables de una noche de desenfreno en la clausura del mismo evento.

Reitero lo dicho en la entrega anterior titulada “Como un poema ya leído”: Cierto que se hace mucho. Cierto también que como un poema leído muchas veces y nos suena repetido, se corre el peligro de avanzar tres décadas y retroceder dos en una sola noche.

Recordado lo anterior, justo es reconocer el arduo trabajo del gran equipo que llevó a cuestas la realización de este festival. Basta con revisar las actividades en cada uno de los foros y subsedes para encontrarse con un ejército de trabajadores y colaboradores que en la mayoría de los casos, a pesar de las jornadas arduas mantuvieron siempre el ánimo en alto.

Me dejó ecos la gran cobertura que se observó: once medios nacionales, uno norteamericano, casi todos los medios locales, y la televisora y la radio estatales; estas dos últimas presentes todos los días. Radio Sonora e ISC Radio en tres horarios distintos a lo largo de la jornada diaria, transmitiendo las voces de los protagonistas del FAOT en sus diferentes manifestaciones y quehaceres.

Ecos me quedan de las galas. El reconocimiento con la medalla Ortiz Tirado a la mezzosoprano Elīna Garanča, que sin dudas proyecta este evento a plataformas internacionales. El  reconocimiento al mérito artístico y académico del maestro  Fernando Lozano, gran director y concertador de orquesta, fundador de la Filarmónica de la Ciudad de México.

Además del reconocimiento al talento joven en la figura de Ariadne Montijo, a quien pudimos observar como una artista en pleno y decidido crecimiento profesional y que se ve ya catapultada a grandes oportunidades y escenarios. No hay que perderle la huella.

Ecos de las voces escuchadas en el Museo Costumbrista de Álamos. Reconozco  el trabajo de su director Antonio Estrada y de su equipo, que permitieron que además de sus actividades cotidianas, se realizaran un recital, una presentación literaria y transmisión diaria para radio, desde ese foro.

Un evento de la magnitud que se pretende sea el FAOT, se enriquece con las distintas manifestaciones artísticas. En el Museo de Álamos pude apreciar tanto el recital de guitarra del experimentado maestro Rubén Joelson como el recital del joven y talentoso guitarrista José Rodríguez; las delicias del ensamble de voces Cantique; los conciertos del Ensamble de Guitarras de alumnos de la Universidad de Sonora, y de la Orquesta Juvenil de Sonora, entre otros.

La oferta literaria incluyó a Alonso Vidal, Alba Brenda Méndez, Pablo Espinosa, poesía enaltecida con lenguas indígenas, el performance coreográfico de Leonor Báez, entre  otras propuestas. Todos estos ecos merecen reseña particular.

Ecos de la propuesta cinematográfica “Las delicias del cine mexicano”, ciclo en el que Mónica Luna nos acercó a quienes hacen cine,  actores, directores y guionistas.

Ecos, muchos ecos: del Callejón del Templo, de la Casa de la Cultura, de La Alameda, de la Ruta del Arte, de las artesanías y rituales de nuestras etnias. Ecos de las calles empedradas andadas a pie y en bicicleta.

Ecos que como al Maestro Arturo Márquez, nos hacen acudir al encuentro de una ciudad  sumergida en la nostalgia y al mismo tiempo en la algarabía de los sonidos.

Ecos que nos exigen respeto a las costumbres de una ciudad  que se brinda toda durante nueve días, que se colorea en las resonancias de la música, el arte y la tradición.

En nosotros está permitir que estos ecos sigan resonando en nobles afinaciones o se pierdan en irrespetuosas discordancias.

En nosotros está que los buenos ecos sigan siendo más.

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Sylvia Teresa Manríquez

 

@SylviaT   Correo: sylvia283@hotmail.com

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