Dado el carisma de Francisco y su comportamiento apacible, es fácil para muchos ver a este Papa, ya que podría ver a cualquier figura filosófica amablemente. Y es así como los medios de comunicación, a menudo, lo retratan como un hombre amenazante que está alegremente lijando los bordes afilados de su iglesia. Pero aquí radica en Francisco el verdadero genio subversivo.
El tema central de la visita de Francisco era un llamado a la unidad. Con frecuencia nos ha instado a «dialogar juntos para acortar la distancia entre nosotros, para fortalecer nuestros lazos de hermandad». Con respecto a la iglesia, Francisco ha exhortado a los sacerdotes a ser «pastores que viven con el olor de las ovejas» y evitar el establecimiento de diferenciarse de los laicos.
Pero la unidad que el Papa tiene en mente es mucho más profunda. La unidad que nos está desafiando a abrazar no tiene límites naturales ni sobrenaturales.
En Cuba, Francisco se refirió a este tema mientras que suavemente en su exposición habló de un error central del comunismo: la fusión de la unidad con la uniformidad superficial. «La unidad es a menudo confundida con la uniformidad; con acciones, sentimientos y palabras que son todas idénticas «, dijo. Todo el mundo, no sólo los cubanos, deben tomar esta lección a pecho.
En los Estados Unidos, nos advirtió de no dejar que lo material nos divida. Si bien algunos podrían buscar un mensaje de izquierda escondido aquí, especialmente teniendo en cuenta las declaraciones políticas más controvertidas del Papa en los últimos meses, ningún estadounidense debería encontrar esta advertencia objetable. Después de todo, a diferencia de la mayor parte del resto del mundo, en EU no hay vergüenza «de empezar pobres» y no hay orgullo en haber nacido rico. El secreto de la unidad de EU no es sólo dar limosna a los pobres: es recordar que nosotros somos los pobres.
Como el Papa seguramente entiende, estos hechos son los que hacen que la Iglesia Católica en los Estados Unidos sea única. En Europa, la iglesia fue históricamente una institución de los poderosos. En Estados Unidos, por el contrario, la Iglesia Católica se estableció como la iglesia de los forasteros. A lo largo de nuestra historia ha sido el más pobre de los grupos de inmigrantes -irlandeses, italianos y latinoamericanos- los que representaban la cara del catolicismo estadounidense.
A medida que nuestra nación se expandió y prosperó, la Iglesia Católica se convirtió en una fuente de la unidad social. De hecho, Dorothy Day, quien cofundó el movimiento del Trabajador Católico y fue citada por Francisco ante el Congreso, se sintió atraída por el hecho de que la iglesia en EU estaba llena «de todas las nacionalidades, de todas las clases, pero la mayoría de pobres».
Para Francisco, la unidad también se extiende a lo trascendental. Él afirma que la fe y la razón humana son inseparables, declarando que «a menos que usted crea, usted no va a entender».
Admiradores de Francisco a menudo tropiezan en su aparente preocupación por el mal. En un discurso improvisado a los escolares en Harlem, fue cuando preguntó: «¿Pero quién es el que siembra la tristeza, que siembra la desconfianza, la envidia, los malos deseos? ¿Cúal es su nombre? El diablo».
La palabra «diablo» viene de los diábolos, verbo griego que significa «calumnias» o «ataque». Y «demonio» viene directamente de la raíz griega que significa «dividir». Para Francisco, la felicidad viene de la unidad, tanto con Dios y con uno al otro. La infelicidad proviene de la división, viene de lo oscuro. Muchas personas alrededor del mundo se han visto atraídas por el cálido mensaje del Papa respecto a la unidad. Francisco está en la búsqueda de toda alma humana.
