Al entrar en casa de Isabel pareciera que nada está pasando, un saludo amable y la sonrisa que se pierde tan solo empieza a hablar de la desaparición de su hija Michelle. El rostro es más forzado para no llorar y aunque busque la fuerza para no quebrarse, minutos más tarde Isabel baja la voz y confiesa su peor miedo. Su hija pudiera estar muerta.

Y es que a más de un mes de que si hija salió la noche del 24 de agosto de su casa para ir a un centro nocturno de diversiones, el tiempo es menos aliado, llamar al celular sin recibir un tono, explicar con impotencia lo que ella siente como una falta de atención de las autoridades en el caso de la desaparición de su hija y una amiga en Hermosillo.

Por eso, es que Isabel ha preferido hacer público el llamado para que si alguien conoce el paradero de su hija, pueda ayudarla para llegar a ella. Una nieta de dos años que pregunta por su mamá que no regresó.

Esto es lo que contó a Central Informativa.

Deja un comentario