Una cosa es que te molesten los ruidos que hacen las personas al mascar, especialmente con la boca abierta, es algo que le pasa a todos. Pero si la situación pasa a un extremo en que no solo es molesto o desagradable, si no que se vuelve literalmente insoportable, hasta el punto de que no es posible de ignorar por más que se trate y se llega al punto en que es imposible hasta funcionar, por ejemplo, incluso conversar con otros mientras alguien está masticando ruidosamente es demasiado, entonces puede que estemos hablando de un caso de misofonía.

Reconocida como una condición real por primera vez en 2001, la misofonía provoca que a personas les moleste a un nivel desmedido sonidos como el de otros masticando, bebiendo, tragando saliva, sorbiendo, resoplando, mordiendo sus uñas, tamborilleando, y así hacia el infinito.

Cuando se sufre está condición, que científicos consideran real pues estudios muestran que los cerebros de quienes la padecen reaccionan de manera diferente, no basta con pedir a la persona que ignore el ruido que le molesta.

Como explican en FoodEnvy, la mejor manera de apoyarlos es no mirar en menos su aflicción.

No es que se trate solamente de ruidos molestos, más bien, existen ciertos sonidos en específico que gatillan a una persona. Un estudio investigando esta condición descubrió que, a diferencia de las personas sin misofonía, para ellos los sonidos desagradables, como el de un bebé llorando, eran igual molestos que los gatillantes, como el de una persona respirando.

Además, como explican en la Universidad de Harvard, gracias a su reconocimiento como un problema real, cada vez existen más tratamientos, por ejemplo de terapia de comportamiento, para los que necesitan ayuda.

¿Eres capaz de soportar el ruido de alguien masticando a tu lado?

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