L. Carlos Sánchez

La vuelta de tuerca: repartir lo que el oficio le ha dado. Claudia Platt es fotógrafa, la exploración desde la mirada, la misma que desencadena en el análisis interior. Por eso imparte, en marco de Fotosonora, el Taller de Autorretrato.

Claudia es también ganadora del concurso de Fotosonora, en el rubro de Exposición fotográfica.

De los caminos que Claudia explora en el contenido del taller que imparte, y en el proyecto de su exposición por la cual recibió el premio, es de lo que trata la siguiente conversación.

Autorretrato. Claudia Platt

Esto ocurre en las escalinatas de Casa de la Cultura de Sonora, luego de la culminación del Taller de Autorretrato. Desde aquí los porqués desde Claudia:

“Este es un taller de autorretrato, es la primera vez que lo doy, de alguna manera también estoy aprendiendo cómo manejar la información. Me gusta mucho el auto retrato, pero un autorretrato no es una selfie, es un abismo de distancia en lo que es uno y lo que es lo otro, una selfie es la inmediatez del teléfono celular y es cuando te peinaste, te maquillaste, y te sientes bien. Un autorretrato es un concepto. ¿Cómo desarrollas un concepto? Desde que tienes una idea bonita o fea, del pasado o la época que tú quieras. ¿Cómo la resumes a elementos, a símbolos? Entonces empiezas a producir una idea que ya llevas a una imagen. Los autorretratos son ideas, el artista o el fotógrafo está queriendo decir algo a través de una imagen donde interviene él mismo porque es el personaje de esa historia, es muy interesante cómo se transmiten estas ideas, el fotógrafo tiene su estilo, utiliza la luz a conveniencia, entonces sí creo que hay mucho por trabajar en ese aspecto.

–¿Cómo incentivas a los alumnos?

–En este taller estoy trabajando dinámicas, en primera, dinámicas de autoconocimiento: ¿qué me gusta, qué no me gusta?, hay algunas dinámicas que van subiendo en complicación, empezamos con cosas muy sencillas que normalmente no nos preguntamos: ¿qué no me gusta? Creo que la comunicación más complicada que tenemos es la que tenemos con nosotros mismos porque no nos gustan cosas que hay adentro, en un autorretrato ese es el reto. Antes que tomar una cámara tengo qué conocerme, buscar cosas en que mi interior, y ese es un proceso, a través de las dinámicas lo estamos haciendo, estamos haciendo una dinámica que es escribir una carta a la Claudia que voy a ser en veinte años, desde que nací estoy trabajando por la Claudia de entonces, a partir de ahora, si estoy consciente de esa Claudia, la estoy visualizando y veo qué quiero para esa Claudia, porque todo lo que estoy haciendo en este momento, la impacta. Está padre cómo me visualizo en todos los sentidos, cómo me interiorizo, cómo profundizo en mí, y a través de todo eso empiezo a encontrar aspectos, cosas que me gustan y que no me gustan. Esos pequeños sucesos determinantes los extraigo, los resumo a elementos y empiezo a trabajar las ideas. La forma de trabajar los autorretratos no es a partir de lo espontáneo ni de lo ingenuo, es un trabajo profundo hacia el interior de mí misma, tengo qué conocerme para poder hablar de mí y poder transmitir con claridad una idea.

Cada noche cuando ya estás a solas

–¿Tienes algún autorretrato que te haya dicho algo, que te haya aclarado algún misterio interior?

–El autorretrato es la última fase, porque podría no llevarla a imagen, la interiorización ya es un proceso contigo, es algo que cuando empiezas a meterte en esto, cada noche cuando ya estás a solas sigues en eso, recordando cosas, analizando cosas, la última fase es la fotografía, el conocimiento te lo da el proceso de  reflexión, la profundización, la parte anterior a la realización de la fotografía. La mayoría de los autorretratos son el resultado de cosas que no nos gustan, que nos duelen, que nos hacen enfrentarnos a momentos dolorosos, recientes o del pasado. Siento que todos traemos desde la niñez pequeñas conflictos sin resolver, un  autorretrato podría ser un ejercicio, no resuelves porque el pasado ya está, pero sí le ayudas un poco al niño o al adolescente que fuiste. Siento que sí te echa la mano en cosas que hayan sido difíciles en su momento.

–Recientemente ganaste en el concurso de Fotosonora en el rubro de exposición, háblame de tu proyecto.

–El proyecto con el que me van a apoyar para la exposición, que ese es el premio: recurso para exposición, que vale decir que uno de los grandes conflictos que tenemos los artistas para exponer, es que es muy caro, este premio me cayó super bien.

El proyecto se llama Cmiique Ipaspoj (retrato de un(a) seri), es un trabajo que estoy desarrollando con las mujeres seris, me gusta mucho, ha sido complicado, tengo once años trabajando en ello, tengo mucho material que creo que ahí está el primer problema de este proyecto, el exceso de material, pero ya tendré en estos días oportunidad de trabajar en esto, redefinir qué fotografías, cómo va a ser el planteamiento de la exposición.

–¿Por qué con mujeres seris?

–Me llevó a allí la circunstancia. Estaba yo trabajando en una organización que iba a las comunidades indígenas del estado y  cuando llegué a allí dije de aquí soy. El mar, la gente, hubo una química muy fuerte mía con el lugar, con la gente, que no se me quitó, sigue allí. Voy dos tres veces al año, convivo mucho con algunas familias, creo que tiene qué ver incluso con la genética, debo tener algunas gotas de sangre Seri, que sé que no es cierto, no la tengo, pero me encantaría que así  fuera.

Este proyecto habla del sincretismo que viven  los comca’ac, que están ahora en un proceso de intercambio, de alguna manera tienen que ceder un poco su parte tradicional en aras de pertenecer, porque tienen que salir por distintas causas,  estudiar, buscar otras formas de empleo y en el intercambio pierden, ganan algo porque empiezan a pertenecer, pero sacrifican mucho, su lengua, sus relaciones familiares, y sí pierden, siento que pierden.

Mi proyecto no es triste, es la forma en que he encontrado para hacer mi protesta personal,  para decir lo que pienso. Ellas han asumido este proceso de sincretismo con mucha naturalidad, pero hasta cierto punto sí es un poco crítico, en cómo en su intento por pertenecer sacrifican lo que son, el proyecto habla sobre eso, pero las muestra fuertes e imponentes, es como quiero que ellas sean vistas.

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