Un grupo más de migrantes atravesó el estado de Sonora el miércoles. Sin detenerse más allá de lo necesario, comprar comida o hacer del baño, el contingente de 18 camiones pasó por Hermosillo cerca de las dos de la tarde. Esta vez eran mil miembros de la Caravana Migrante que más los que ya habían pasado en días anteriores suman más de 1500 en la última semana en su camino a Tijuana.

Entre los pasajeros de los camiones particulares contratados por los gobiernos de Sinaloa y Sonora para trasladar a los migrantes, viajan en su mayoría hombres pero también familias, mujeres solas, adultos mayores y niños no acompañados que van en busca de una mejor vida huyendo de la pobreza, la violencia y la falta de oportunidades en sus países de origen.

En uno de esos camiones viaja Juan José, un menor de 14 años que viene solo desde Honduras en busca de trabajo. Ha dejado a su madre y quiere un día tener el dinero suficiente para comprarle una casa, afirma que no se puede vivir en su país donde las condiciones no son favorables para el que trabaja pues la paga es poca y además hay que pagar para que las pandillas no los dañe. Está acostumbrado a la adversidad y por eso no tiene miedo de ir a buscar otra vida a un país que no lo quiere, pasar por una travesía llena de peligro para llegar a la frontera donde los militares de Estados Unidos están listos para no dejar pasar a quien busque cruzar ilegalmente.

“Nacimos para morirnos, aquí no es de andar teniendo miedo, de todos modos algún día nos tenemos que morir; venimos todos juntos y no nos tenemos que separar; mi sueño es llegar a trabajar allá, ayudarle con una casita a mi mamá, un solarcito para ayudarle a ella”

Desde el Salvador, Honduras y Guatemala principalmente, los miembros de la Caravana enfrentan desde el frío, hambre y falta de recursos hasta el rechazo de muchos ciudadanos que a su paso por las diferentes ciudades ven más como un problema su permanencia. En el caso de Sonora, poco ha sido el contacto con ciudadanos pues han pasado sin detenerse en ninguna ciudad por más de una hora. Aunque en el caso de Nogales, el destino natural para algunos que pudieran buscar pasar a los Estados Unidos por esta frontera, las autoridades migratorias han tomado precauciones ante un eventual arribo de la caravana y se han protegido aumentando las medidas de seguridad en la garita y la línea fronteriza.

El camino no es fácil y apenas comienza para ellos la verdadera travesía pues durante un mes han recorrido más de 3 mil kilómetros para llegar a la frontera en Tijuana pero la espera para recibir ayuda humanitaria de Estados Unidos es larga si es que la reciben y en México, las comunidades donde se asientan no los reciben de la mejor manera una vez que se instalan.

Deja un comentario