Hace 25 años que Luis Donaldo Colosio Murrieta entonces candidato a la presidencia de México fuera asesinado en Lomas Taurinas. La Historia la conocemos casi todos y las revelaciones respecto al caso han sido pocas. No queda mucho más que recordar el momento en que el político sonorense oriundo de Magdalena caminaba por Lomas Taurinas en Tijuana y recibiera los disparos de un revolver que fue disparado por Mario Aburto Martínez al meter la mano entre la gente y jalar el gatillo. El resto ya lo sabemos.

A 25 años, en su natal Magdalena amanece un sábado frío, la ciudad está llena de gente que ha llegado de otros municipios, familiares, amigos del político de aquella infancia que pasó y que muchos recuerdan en el aula de la escuela Juan Fenochio. En la calle que lleva a ese colegio, la banda de guerra marcha encabezando un grupo de personas. Al frente Luis Donaldo Colosio Riojas, hijo del ex candidato que camina junto a familia, y de la mano su pequeño hijo Luis Donaldo también. María Emilia nieta del político también va pero corretea más alrededor mientras María su madre la cuida.

Hijo y nieto visitan la escuela donde se formó

La escolta hace su entrada a la escuale donde Luis Donaldo Colosio Murrieta cursó su educación primaria y tras los honores a la bandera respectivos, entran al salón de clases donde se formara el político. Ahí, los otros dos Luis Donaldos se sientan en un pupitre y observan una fotografía a blanco y negro del grupo donde estaba su padre, su abuelo. Fue en 1956 hace 63 años ya. De lejos se observa que el niño pregunta y el ahora diputado local de Nuevo León, señala la foto y contesta. Ambos sonríen y vuelven a comentar algo. El pequeño quiere conocer el aula y levanta a su padre para que le muestre un globo terráqueo en la esquina al fondo del salón.

Rafaela recuerda a su «niño»

En el pasillo por fuera, un grupo de mujeres y hombres ya entrados en años, llevan en su brazo un distintivo que dice “Clase 1956”. Ahí también está Rafaela, nana de Luis Donaldo Colosio Murrieta y que recuerda la noche que le dijeron del atentado, dice que el corazó se le salía y que algo dentro de ella murió esa noche del 23 de marzo de 1994. Recuerda que le planchaba las camisas al “niño” como se refiere al entonces candidato y que él le jalaba la ropa para después salir corriendo. Ahora dice que no ha pasado un año que no vaya a las ceremonias que se hacen en honor a su niño.

Luis Donaldo Colosio Riojas agradece que esta ceremonia haya sido familiar y agradece el cariño de la gente. Siempre atento con los ciudadanos, con la familia. No así con la prensa que lo busca para preguntarle sobre su padre, sus recuerdos, su postura, la serie de Netflix, la reapertura del caso. Se detiene y contesta de manera seca. Más tarde al ver que las preguntas no cesan, se resigna y da entrevistas a todos, sobre todo, a los medios locales de Magdalena, con ellos el comportamiento fue diferente.

Al llegar a la Plaza Eusebio Kino donde una estatua de su padre se encuentra ya con coronas de flores, hacen una pequeña guardia de honor, su hijo, su familia, las hermanas de Colosio y gente de Magdalena. Ahí de nuevo el agradecimiento a los locales. El pequeño Luis Donaldo, el nieto pues, ha descubierto un carrito de paletas y arrastra a su padre hasta ahí. Comenta una señora, que si Luis Donaldo hubiese estado vivo, le hubiera gustado pasear con su nieto por la plaza.

Más tarde la familia irá al Mausoleo en el panteón. Ahí en el espacio íntimo donde la familia mantiene una serie de fotografías y recortes enmarcados de Luis Donaldo Colosio, posters del político y varias pinturas con su imagen. Ahí descansan los restos del candidato y su esposa Diana Laura Riojas. Ahí va solo la familia.

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