Las mariposas fueron motivo de estudio, veneración y respeto por las culturas prehispánicas asentadas en lo que ahora es México. De ahí que existan muchas toponimias mexicanas alusivas a las mariposas, como es el caso de Papaloapan (‘Río de las mariposas’), Papalotepec (Cerro de las mariposas), Quetzalpapalotl (Mariposa real) o simplemente papalotl, la palabra náhuatl para decir ‘mariposa’, de la que deriva ‘papalote’ (la ‘mariposa de papel’ que los niños elevan por los aires, en los días ventosos de febrero y marzo).
Los mazahuas llaman a las mariposas ‘Hijas del Sol’.
Y, de regreso a los días de la colonia, puesto que en muchas regiones la llegada de las monarcas coincidía con el Día de Muertos (y ahora con el Halloween), esas mariposas fueron asociadas con ‘las almas de los difuntos’, que regresan cada año y que es precisamente lo que se celebra el 31 de octubre en EU: la víspera de las almas, que es lo que significa Halloween); y que dos días después, el 2 de noviembre se conmemora en nuestro territorio como Día de Difuntos.
De hecho, las mariposas Monarcas visten los mismos colores del Halloween y del cempasúchil, la flor que en nuestro caso es conocida como ‘flor de los muertos’.
La llegada
Las monarcas suelen originar su viaje en alguna parte de Canadá, Nueva York y Dakota del Sur, pero casi todas llegan exactamente al mismo sitio, en los bosques de oyameles Michoacán.
Su ruta migratoria incluye nuestra región, por eso muchas de ellas se ven volar en el cielo de Saltillo. Lo que sigue siendo un misterio es cómo se orientan estos insectos para llegar a su destino.
Algunos entomólogos dicen que es porque siguen la posición del Sol, otros dicen que por el magnetismo terrestre, la polarización de la luz, los vientos e incluso su memoria genética.
Pero sea cual fuere el mecanismo, el inicio de las migraciones coincide con el equinoccio de otoño, en que la duración del día es igual a la duración de la noche (muchas especies de aves también emigran en esta temporada).
Las teorías dicen que las monarcas llegan a los bosques de oyameles de Michoacán porque allí encuentran las condiciones de temperatura, altitud y humedad ideales para una hibernación tranquila.
En el santuario de la Monarca, en Michoacán, también abunda una planta de sabia lechosa llamada asclepia que sirve de alimento a las mariposas cuando son larvas.
Al alimentarse de esta planta, llamada también ‘venenillo’, las larvas de las monarcas desarrollan protección contra sus depredadores.
Ciclo de vida
La vida de la mariposa Monarca comienza como una larva u oruga
que se alimenta de una planta de sabia lechosa (asclepia), donde las hembras depositan los huevecillos después de aparearse.
Al cabo de cuatro a 12 días emerge la oruga que, como es típico de los lepidópteros, se alimenta de la planta en la que nace.
Durante su etapa de crecimiento, la oruga cambia de piel cinco veces, y para la quinta vez, cuando ya está completamente desarrollada, se fija a una rama y teje un fino capullo a su alrededor.
Después de 12 días de metamorfosis se convierte en la hermosa mariposa de colores negro y naranja que solemos ver en la región.
El nivel de humedad de los bosques de oyameles de Michoacán donde nace la monarca es importante porque impide que las mariposas se deshidraten, mientras yacen aletargadas en las ramas de esos árboles, que llegan a medir 30 metros de altura.
Asimismo, la vegetación de la parte baja del bosque es fundamental para evitar los cambios bruscos de temperatura durante la noche.
La razón por la que esta mariposa realiza su migración desde los fríos territorios del norte, es porque su maduración sexual sólo puede ser alcanzada con el calor primaveral, después de hibernar en un lugar donde la temperatura no sea tan extrema.
Al llegar los días tibios de la primavera las mariposas comienzan a reproducirse y poco después emprenden su viaje hacia el norte del continente.
Y un dato importante: las monarcas que nacen a finales de primavera o a principios de verano viven de dos a cinco semanas, pero las que emergen a finales del verano pueden vivir hasta nueve meses. Eso explica por qué pueden sobrevivir el viaje de venida a los sitios de hibernación en México, desde el extremo norte de Estados Unidos (una monarca puede volar 130 kilómetros en un día).
Ellas son así
> Las monarcas tienen una química muy efectiva para protegerse de los depredadores: se alimentan de una planta llamada asclepia o ‘venenillo’, que contiene una toxina venenosa para los vertebrados.
> Debido a ello, las monarcas tienen un sabor muy desagradable, de manera que las ranas, lagartijas, ratones y pájaros, que las comen por primera vez, jamás olvidan los hermosos colores de sus alas, que les sirven como advertencia para no volverlas a repetir en su menú.
> Algunas especies de pájaros —particularmente las calandrias y los pinzones de cabeza negra— suelen alimentarse de las monarcas, ya que han aprendido a diferenciar las partes del cuerpo de las mariposas que se pueden comer y las que son de sabor muy amargo, incluso venenosas. Se estima que los pinzones y las calandrias matan hasta 10 por ciento de la población de monarcas en un invierno.
> Durante la madrugada las mariposas Monarca no son capaces de volar porque todavía el calor del día no las ha calentado lo suficiente. Incluso se puede agarrar una mariposa y ponerla en la palma de la mano. Si uno sopla suavemente sobre ella, el aire caliente la sacará de su letargo y podrá volar.
> Es fácil distinguir las monarcas hembras de los machos; los machos tienen un punto negro en una de sus venas, en cada ala trasera. Las hembras no lo tienen.
> Cuando las mariposas migran no se aparean ni ponen huevos. Se encuentran en un estado fisiológico llamado ‘diapausa reproductiva’, que permanece activado hasta principios de la primavera, que es la época de apareamiento.
> Finalmente un dato curioso. En Suramérica también hay mariposas monarcas. Y uno de los lugares donde se ven sobrevolar en grandes cantidades es en la ciudad de Rosario, Argentina.