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Hay más velorios que serenatas en esta calle…mueren dos en incendio de casa

La madre de Martín escuchó atenta al agente del Ministerio Público y luego rompió en llanto. Le confirmaron lo que pensaba y por lo que estaba ahí. Ahora era un hecho, su hijo falleció en el incendio. Estuvo pocos minutos en el lugar y luego se la llevaron en una pick up verde. Juana, la madre de Carmen sí se quedó ahí todo el tiempo. Tampoco estaba segura de lo que pasaba pero los agentes de la policía también la llamaron para confirmarle la muerte de su hija.

Carmen y Martín mueren en incendio

Son poco antes de las 10 de la mañana, la calle Tajitos en la San Luis luce sola pues casi todos han salido al trabajo y de pronto los gritos y la desesperación de dos pequeños. Nubia Yaneli y Emilio Emanuel de 11 y 10 años respectivamente pedían auxilio pues la casa de cartón donde estaba su madre se estaba quemando. Los vecinos salieron y quisieron ayudar con mangueras y cubetas, poco pudieron hacer. El fuego acabó con la casa de cartón y madera y con la vida de Carmen Galindo Apodaca de 28 años junto a un hombre de nombre Martín Cervantes García de 22 años al que apodaban «El Nano». Fueron identificados por sus madres.

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Policías realizan trabajos de investigación donde Carmen de 28 años perdió la vida en un incendio junto a un hombre de al que conocían como «El Nano»

Víctor, pareja de Carmen estuvo recargado en un árbol en la entrada de la calle mientras los peritos de la Procuraduría hacían su trabajo, los cuerpos fueron retirados por el SEMEFO y junto a los hijos de Carmen y suyos ante la ley, esperaban una explicación de lo sucedido. No sabía porqué su mujer estaba con «El Nano» en ese lugar. Lo mismo se preguntó Juana Apodaca madre de Carmen quien lloraba en una silla y era consolada por los vecinos y otras hijas que llegaron al lugar.

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Víctor, pareja de Carmen y sus hijos Nubia y Emilio dejan la casa donde su madre y pareja perdió la vida en el incendio.

«Yo trabajo fuera, tengo mi familia aparte y estaba haciendo vida con ella, pero estábamos rentando el cuarto a su cuñada porque ando trabajando para conseguir una casa y llevármela a ella y a los niños para vivir juntos, a ellos los registré y los mando a la escuela y todo pero apenas queríamos buscar una casa para vivir todos junto a mis otras hijas. Iba a trabajar cuando me hablaron y ya no pude ir, me tuve que regresar porque los niños me hablaron asustados que la casa estaba prendida y la Carmen estaba dentro» explica Victor Manuel, pareja de Carmen y padre de los dos pequeños.

Hay más velorios que serenatas en esta calle…

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Mario dice que en la calle Tajitos hay más velorios que serenatas, hace tres meses su hermano fue atropellado y murió, antes cuenta de un suicidio.

Mario Alejandro de 21 años fue uno de los vecinos que ayudó en las labores de intentar salvar a Carmen y a «El Nano» del fuego. Cuando menos pensaron la estructura de madera y cartón se desplomó y nada pudieron hacer.

Cuenta que hace tres meses la muerte visitó la calle y ahora otros dos. Antes un suicidio por amor.

«hay más velorios que serenatas en esta calle, hace tres meses mi carnal, lo estuvimos velando aquí y apenas tenía 16 años, le echaron el carro en la carretera, venía de El Tronconal de un baile y se peleó con un compa al que «le rajó» y no la aguantó, lo buscaron y cuando venía caminando se le fueron directo con el carro, iban dos amigos más pero mi hermano sí se murió. Está bien duro aquí en la San Luis»

Mario se sienta a fumar mientras observa junto a todos los vecinos el ir y venir de policías, peritos y agentes del ministerio público, mientras los hijos de Carmen ahora juegan con otros niños de la calle, parece que no asimilan la situación y siguen correteando.

Juana y los niños

La madre de Martín escuchó atenta al agente del Ministerio Público y luego rompió en llanto. Le confirmaron lo que pensaba y por lo que estaba ahí. Ahora era un hecho, su hijo falleció en el incendio. Estuvo pocos minutos en el lugar y luego se la llevaron en una pick up verde.

Juana, la madre de Carmen sí se quedó ahí todo el tiempo. Tampoco estaba segura de lo que pasaba pero los agentes de la policía también la llamaron para confirmarle la muerte de su hija.

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Las madres de las víctimas reciben la confirmación del Agente del Ministerio Público sobre la muerte de sus respectivos hijos. Juana sentada llora a Carmen.

Cristina y Guadalupe, hermanas de Carmen se hicieron cargo de dar los datos y detalle a la autoridad, Juana se sentó y lloraba con sus manos en el rostro recargadas en las rodillas. Se dejó venir del Sahuaro cuando le dieron la noticia. Vino además para ver por sus nietos. Ella se hará cargo de ellos ahora que su Carmen se ha ido.

«Trabajo limpiando casas, me pagan 250 pesos pero trabajo solo dos días a la semana. Con eso hay que darle de comer a las hijas de otra hija que se me fue hace dos años de neumonía. Tienen 14 y 13 años, pero también tengo a Nayeli de 12 años que es hija de Carmen pero me la dió desde que nació porque se le estaba muriendo cuando de recién nacida le picaron las hormigas y se le infectó la sangre, pero yo la puse en manos de los doctores del DIF y si la libró. Ahora me voy a llevar a mis otros dos nietos porque nadie se puede hacer cargo de ellos, ni modo va a estar duro pero pues…»

Juana no tiene esposo, es de edad avanzada y con 500 pesos a la semana tendrá que alimentar a 5 nietos que están a su cargo y ahora buscará la ayuda para poder sacarlos adelante. Con Carmen no llevaba una relación cercana desde que las drogas se volvieron parte de la vida de su hija, así lo cuenta pero antes que cualquier cosa dice que el amor de madre es más fuerte y le duele ver como acabaron las cosas para Carmen.

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La calle Tajitos en la San Luis quedó desierta una vez que la Policía terminó su trabajo de investigación y las familias se retiraron.

Nubia Yaneli abraza a su papá Víctor mientras personal de DIF Hermosillo les pide datos para ayudarlos con despensas y colchonetas, Emilio Emanuel juega con un vecino. Es hora de irse. Suben a un carro y se alejan hacia la carretera. Los policías municipales quitan las cintas de resguardo y la calle Tajitos ahora luce desierta. Solo huele a cartón quemado y madera humeante. El frío sigue pegando aunque ya pasan de las 2 de la tarde.

 

 

 

 

 

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