Chabelo…el ñiño jubilado Adios Supermán, canción con la que finalizaron 48 años de emisiones dominicales de «Chabelo» el eterno niño que fue cuate de millones de pequeños mexicanos. Jubilado a los trece años.
Esa fue la manera tradicional de Xavier López de cerrar cada domingo su programa de juegos y concursos famoso por las «Catafixias» ,los regalos y sobre todo por fomentar valores familiares,claro además del consumo a través de la publicidad de golosinas,papitas,galletas y refrescos. Pero bueno, la tele es la tele.
Este domingo el programa llegó a su fin y queda claro que la empresa Televisa quedó a deber al público, a esos niños cuarentones que a pesar de la «cruda» o las desveladas por las posadas decidieron este domingo levantarse temprano para despedir al cuate que los entretuvo, que les dió cada fin de semana horas de alegría sana y familiar.

Emilio Azcárraga, Presidente de Televisa apareció antes de un corte comercial e interrumpió a Chabelo para dar un forzado agradecimiento, sin chiste, sin gracia y evidentemente por compromiso a lo que Chabelo contestó -Gracias Emilio- seca y llanamente. No hubo abrazos, no hubo sonrisas, no hubo sinceridad. Azcárraga demuestra una vez más que la falta de tacto en su dirección de la empresa le seguirá costando audiencia,credibilidad y sobre todo deja muy claro que la insensibilidad de Televisa confirma que privilegia el espectáculo vacío y masivo (dinero de por medio) a toda costa sin importar la labor humana y social de la televisión. Basta con ver la crisis de credibilidad del Teletón evidente cada año.
El agradecimiento es algo que no cuesta y habla muy bien de una persona y una empresa. Seguramente a Televisa no le hubiera costado un cierre del programa «En familia con Chabelo» a gran escala, con un programa especial que diera oportunidad a los cuates de estar ahí para despedir a un personaje que a pesar de todo lo que puedan decir de su vida personal, es un ícono de la televisión, un ejemplo de constancia y dedicación. Hacer tele no es fácil y menos durante tantos años. Hablamos de Chabelo no de Xavier López. Un programa en vivo en el Zócalo o el Estadio Azteca hubiera sido un gran acierto.
Luego, en plena era del video, a nuestro presidente Enrique Peña Nieto solo le da para mandar una carta. Cuando un mensaje grabado hubiera sido un gran detalle. El respeto a nuestros orígenes, a nuestros viejos no ha sido parte de la política ni de la cultura mexicana. 
Chabelo, evidentemente era una fórmula con mucho desgaste. Quitando la emoción y el cariño al personaje queda claro que el programa ya no daba para mucho. La familia mexicana ya no es lo que era antes. Por mucho.
Televisa tiene mucho que ver. La tele ha educado al mexicano por décadas. Los contenidos han sido fundamentales para formar la idiosincracia mexicana y de eso no hay nada para sentir orgullo. Azcárraga y Salinas Pliego han devastado al país por años a cambio de créditos Elektra, teleconcursos telefónicos, descarga de contenido para celular y otros productos que han tenido cautivo al mexicano. Era de esperarse que la familia se trastocara en su estructura al grado que hoy en día lo que menos hay son familias que disfrutan el domingo viendo la tele. «En familia con Chabelo» pues, era un concepto pasado de moda.
Es triste pero es verdad. Hoy sus anunciantes eran clínicas para rodillas, para combatir sordera, plantas purificadoras con planes de negocio cuya inversión recuperas en seis meses. Y las mochilas Chenson. Que más que una sonrisa despertaban una mueca en los concursantes al recibirlas como premio de consolación. 
El público ya no era de niños. Antes era así. Hoy más adultos y personas mayores que niños ocupaban las sillas del auditorio. El programa perdió a su público principal. A los niños dejó de interesarles este formato. Las jugueterías y dulcerías que eran el encanto del programa en la publicidad integrada,quedaron fuera al reel comercial externo por disposición oficial. La ley ya no permite anunciar productos con alto contenido calórico en ciertos horarios. Entre ellos el de Chabelo, entonces la afectación comercial también influyó. Era algo obvio.
El punto no es que el programa se hubiera desgastado tanto al punto de ver en función de costos y beneficios su permanencia al aire. Tal vez si debe renovarse el espacio. El punto es la forma. Chabelo merece un homenaje en vida, ser reconocido por su trabajo y no ser despachado de forma gris y sin mayor esfuerzo por parte de Televisa. Digo, hacen homenajes a Jenny Rivera que no fomentaba ningún tipo de valor. La muestra de que están los cables cruzados.
En fin. Ojalá no esperen a que Chabelo se muera para reconocer su trayectoria. 
Hoy terminó un ícono de la televisión infantil. El mayor homenaje fue que en muchos hogares la tele se prendió muy temprano por los cuates que hoy rebasan los 35 años para despedir en silencio a su amigo Chabelo. Volvieron a recordar aquellos domingos viendo comerciales de juguetes que los alucinaban, cantando y riendo con el humor de Chabelo. Y todos despertaron temprano para decir adiós con el aprecio y nostalgia que su propia empresa no supo demostrar. 

  
Sé que no fueron pocos quienes despertaron para ver el último programa. Yo lo hice también. Era mi programa favorito de niño cuando en casa solo había una tele blanco y negro que debía pedir a mis padres para ver el programa mientras todos los demás dormían. Y al final cuando Chabelo se despide y se apagan las luces del estudio 2 de Televisa y el camina a una puerta con brillos y dice adiós mientras se cierra la cortina me dieron ganas de llorar. Lo sé. Pero no importa. Soy de esa generacion que creció con Chabelo y es duro ver partir a un amigo. 

  

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