La poesía construye su brecha. Con aguzado filo, el verso toma su curso. El poeta siembra lo vivido.
Han pasado los años y la obra de Abigael Bohórquez, el de la voz desobediente, emerge como un vendaval. Se convierte en materia de estudio, lo musicalizan los cantantes, se tararea un verso desde el subconsciente.
Han pasado más de veinte años de la muerte del aeda. Él ha llegado al ochenta aniversario de su natalicio. Caborca como un apellido que duele, el desierto como una asignatura siempre pendiente. El reconcilio anhelado. Porque un día el destierro, porque siempre los dedos que señalan.
Han pasado los años y ahora la poesía en sí misma se vuelve un acto de justicia. Ocurre entonces la publicación de Abigael Bohórquez: poesía reunida e inédita. Edición, estudio y notas de Gerardo Bustamante. (Instituto Sonorense de Cultura – ISC, 697 pp.)
Doce libros y treinta y cinco poemas inéditos. Todos ellos reunidos en un ejemplar con pasta dura, elegante y trascendente. El apellido del poeta impreso en la portada, rescate de su firma hecha por él, con caligrafía por demás estética.
Para acceder a los lectores, para convocar a la celebración a manera de homenaje, por los ochenta años del vate, por la aparición de su poesía completa, el libro de marras tuvo presentación en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el domingo trece de marzo. Con butacas llenas, con gente de pie, con lectura de poesía a cargo de la actriz Pilar Pellicer.
Promotores, investigadores, escritores. Amigos de Abigael Bohórquez, los preocupados por la difusión de su obra, fungieron como presentadores: Gerardo Bustamante, Mónica Luna, Mario Bojórquez, Jorge Ochoa y Mario Welfo Álvarez Beltrán (director del Instituto Sonorense de Cultura).
Parafraseando al poeta: Todo jugó a ser emoción esa tarde. La familia de Abigael en primera fila, atentos todos, con la sensibilidad a flor de piel.
La suprema alegría de un poeta
Mario Bojórquez, el poeta, el editor, quien publicara por primera vez Poesida, ya como obra póstuma de Abigael, toma el uso de la voz, dice un poema de Bohórquez, de memoria. Aquí se dice de cómo según natura, algunos hombres han compaña amorosa, con otros hombres. (Título del poema, del libro Navegación en Yoremito).
En su exposición, Mario Bojórquez hace énfasis en las características de la poesía de Abigael Bohórquez. Y comparte:
“Leer al poeta Abigael Bohórquez es una experiencia literaria que conmueve porque su pensamiento es el reflejo de un prisma que ha quebrado los ases de luz, en una multiplicidad desbordante. Por debajo de la frase literal que leemos, hay otro código que se desdobla en nuevas percepciones, de más allá, nuevas relecturas ofrecen inesperadas interpretaciones.
El estudio de la función poética del lenguaje en la obra del sonorense, apenas se ha esbozado en el trabajo crítico de algunos estudiosos, siempre dejando para después un análisis de mayor profundidad, la razón es muy simple: resulta de tal envergadura (para acudir al calambur al que era tan afecto nuestro poeta), que el corpus a estudiar necesita más que paciencia y dedicación.
…En todos sus libros de poemas, así como en poemas de teatro, estamos presenciando en cada página este milagro de una verbalización que subvierte el orden de lo fonológico y morfo sintáctico…”
Luego de la lectura de un ensayo exhaustivo, Mario Bojórquez rememora: “Hace veinte años, en esta misma sala, presentábamos Poesida, con Abigael Bohórquez hablándonos desde su poesía, lamentábamos entonces la reciente pérdida de nuestro poeta querido, hoy con él nos alegramos de estos veinte años de aventura que han corrido sus versos, encontrando al fin a sus lectores. Esta es la suprema alegría de un poeta, esta es la forma en que alcanza validez y presencia el trabajo de la poesía, esta es la forma más perfecta de la inmortalidad literaria”.
Canción de mar por un poeta llamado Carlos Pellicer
Pilar Pellicer concentra su mirada en el atril, de allí, con su voz, llena la sala de versos, herencia de Bohórquez. Antes de leer, Pilar dice: “Me voy a permitir leer el poema que Abigael escribió para mi tío Carlos Pellicer”.
Luego la lectura. La conmoción ante el sonar de los versos:
Puedo decir, hubo una oscura sílaba en tu lengua, sobrevivieron ángeles impuros, tu pensamiento cayó al agua y se fue sin regreso. Puedo decir, nos habíamos quedado solos… (Fragmento).
Hay una palabra
Mónica Luna, cineasta, promotora ejemplar de la obra de Abigael Bohórquez, en su intervención dice lo que sabe, porque convivió con el poeta, lo miró existir, se bebieron juntos la última noche que Abigael habitó la ciudad:
“Hay una palabra que he buscado afanosamente en mis lecturas de la obra de Abigael que no he encontrado, una palabra que se dice mucho y que por el uso cotidiano pareciera perder fuerza por tantas veces reiterada en tantas voces que abruma, yo misma la he articulado y la he acallado abatida.
“Abigael la conocía y no la usó, parece, digo parece porque hasta hoy puedo buscar de nuevo en este bello libro, indispensable libro que presentamos precisamente por esa palabra tantas veces dicha, esa palabra de ocho letras que por su ausencia textual en la poesía de Abigael parece muda, sorda.
“Justicia es la que nombro ahora tal cual, breve y sencilla, porque no soy poeta, sin embargo la reconozco este día de su cumpleaños para con él que sí es poeta y da voz a los que no la tienen, justicia para la poesía que ella misma la requiere, un acto de justicia leer el palpitar, la música y la voz de alguien que sí rogó, amó y vivió pidiendo justicia para los otros, el otro que en sus poemas habitan tan claros como el agua y tan presentes como les leemos hoy”.
Saudade. A Dionicio Morales
Pilar Pellicer, de nuevo con su voz lee los versos de Abigael: Pensar que duermes y que, solamente, por no morir de ti, de tu cintura, mi corazón: velero en andadura, remontaría el aire, dulcemente. Saber que duermes y que me condenas a rotura de ti, a desprendimiento: mi corazón a tierra, tú en el viento y todo lengua muda y me encadenas. (Fragmento).
Abigael Bohórquez, un honor
Mario Welfo Álvarez Beltrán, director de Instituto Sonorense de Cultura, gestor para la divulgación del arte, pondera la gratitud para con “todos los que han hecho posible esta extraordinaria recopilación de poesía de Abigael, y sinceramente reconocer que el esfuerzo y agradecimiento máximo es para Gerardo Bustamante, Mónica Luna, Josué Barrera, nuestro coordinador de literatura y para el maestro Jorge Ochoa. También quiero agradecer a la familia del poeta Abigael Bohórquez que nos acompaña desde San Luis Río Colorado.
“El esfuerzo que hace el Instituto Sonorense de Cultura para la publicación de esta obra, es importante, pero es lo mínimo que podemos hacer dado el gran compromiso como institución”.
Álvarez Beltrán destacó el honor que significa participar en la presentación de Poesía reunida e inédita y anunció que con esta publicación Sonora arranca un programa de edición y publicación de clásicos sonorenses: “Este es el primer libro que va a encabezar una colección de varios que son la columna vertebral de los publicados en Sonora, de autores sonorenses que estén o no con nosotros, que representan un pilar en la literatura de nuestro estado. Estamos enormemente complacidos de que sea Abigael Bohórquez quien inicie esta colección de clásicos sonorenses”.
Poemita
Pilar Pellicer de nuevo con la voz: Entre donde tú estás, y yo me encuentro, la distancia se puede recortar con las tijeras, entre tus ojos y los míos, se pueden inventar las escaleras, a mi alcance tu rostro, azoraidoso, desde donde ahora dibujo, te dibujo, te, dibujote, al cabril que me invento… (Fragmento).
El mayor Bohórquez
Jorge Ochoa supo de las muchas lágrimas de Abigael. En conversaciones cuasi interminable, los dos poetas, Ochoa y Bohórquez, con tequila sobre la mesa, anduvieron desazones, construyeron desde el imaginario ideal de la poesía.
Jorge Ochoa es el archivo viviente del poeta sonorense. Más allá del estudio sobre la obra del vate, al cual conoce a la perfección, está más acá la amistad, el respeto, la admiración.
En su exposición, Ochoa reconoce a los detractores, “porque si han tenido conocimiento de la razón poética de Abigael y tienen los elementos suyos para contradecirle, perfecto, porque nadie tiene la obligación de pensar como el otro, ni de callar; a los prejuiciados y los prejuiciosos, porque a ojos abiertos ponen cianuro a cuanto señalen sin el más mínimo principio, y se echan al barranco encandilados por juicios celestes y morales hasta las náuseas, porque, pese a todo, así como aparecen se caen, gracias a ellos, de verdad gracias, porque gracias a estos es que ahora nos encontramos aquí.
“Nosotros, los defensores a pedradas de la obra bohorquiana, no dejaremos de sumarnos nunca, a quien solo tuvo en corazón y mente, una eterna y siempre viva cita con lo humano. Yo, por todo lo que debo a este mayor, igual que el trébol y sus puntas, crezco sin hacer barullo, como dice el Atahualpa”.
Ejemplares bajo el brazo, brindis de honor
En la terraza de Bellas Artes, con bebida y ambigú de honor. Celebrar al poeta, sus ochenta años de natalicio, el legado poético por fin reunido en un solo libro.
Ejemplares bajo el brazo de jóvenes y público en general. La presencia de los discípulos de Bohórquez, venidos desde Milpa Alta, donde Abigael fungiera como maestro durante algunos años de su estancia en el centro del país.
Los ejemplares de Poesía reunida e inédita un regalo de domingo y para toda la vida. El brindis un momento que quedará en la memoria colectiva.