Los sobrevivientes aprendieron a ver la luz en el mundo porque vieron la oscuridad. Por regla general, una persona que ha sufrido mucho, ha desarrollado un contacto íntimo que le ha permitido estar más cerca de sus emociones.
Si alguna vez has tratado de contener la respiración por un minuto, sabes que no hay nada más valioso que el primer aliento. De la misma manera, si has vivido una vida dura y dolorosa, encontrarás la mayor recompensa en ser amable. Aprenderás la compasión que siempre has anhelado.
Muchas personas que viven en ambientes poco favorables para su salud física y mental, suelen desarrollar algunas habilidades para lidiar con el constante estrés, lo cual les permite vislumbrar en sí algunas aptitudes y diplomacias que para los demás pueden permanecer ignoradas.
Aprendí a ser amable porque me hacía sentir mejor
Los mejores compañeros del mundo pueden ser aquellos que han experimentado un trauma porque han trabajado para convertirse en mejores personas. Cuando tengas discapacidades físicas para superarlas, aprenderás a utilizar al máximo estos músculos.
Las personas que han tenido que superar dificultades emocionales han aprendido a ser más fuertes y resilientes. Al igual que las plantas que crecen a través del concreto, estas personas perseverado a través de la adversidad, aprendiendo a sobrevivir y prosperar contra viento y marea.
Aprenderás a superarte y crecer de formas que nunca creíste posibles. Nunca puede haber un triunfo sin haber tenido que pasar al menos por ciertos baches.
La pérdida, el duelo y el dolor siempre serán una parte muy importante de este viaje terrenal, pero con la fuerza y la sabiduría de quienes lo han atravesado, estamos aprendiendo a apreciar la alegría de vivir.
Las experiencias difíciles nos vuelven más compasivos
Un estudio reciente publicado en Emotion muestra que vivir contratiempos difíciles como estos puede tener un beneficio inesperado: la compasión.
Al analizar los datos, Lim y DeSteno descubrieron que la gravedad de la adversidad experimentada por los participantes se correlacionaba con niveles más altos de preocupación empática y compasión.