El pasado Grito de Independencia en el municipio de Bácum, Sonora, se convirtió en tragedia cuando Aarón Valenzuela Zayas, un niño de tan solo seis años, sufrió lesiones graves en la cabeza a causa de la pirotecnia utilizada durante la celebración.

Mientras se encontraba en la explanada del Palacio Municipal con sus padres, varios cohetes se desviaron y dispararon hacia el público, impactando directamente al menor. Tras el incidente, fue trasladado de inmediato al Hospital del niño y la mujer, donde permaneció en cuidados intensivos durante cinco días. Lamentablemente, los médicos declararon su muerte cerebral la madrugada del sábado.

A pesar del dolor de la pérdida, la familia de Aarón han decidido donar sus órganos, brindando así una nueva oportunidad de vida a otros.

El incidente ha levantado una fuerte preocupación sobre la seguridad en el uso de fuegos artificiales, especialmente en eventos públicos. Las autoridades han iniciado una investigación para determinar posibles responsabilidades en la organización de este evento. En Sonora, ya existe un decreto desde 2022 que prohíbe el uso de pirotecnia en eventos oficiales, como el Grito de Independencia, donde se ha optado por utilizar drones como alternativa más segura.

Este lamentable suceso subraya la importancia de implementar medidas más estrictas para evitar tragedias similares en el futuro.

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