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¿Por qué asociamos obesidad con el síndrome de Down?

Por: Maroly Solís Zataraín
Cuando hablamos de personas con síndrome de Down, nos vienen a la mente imágenes de gente con obesidad o de complexión gruesa, esto es porque por décadas ha habido un desconocimiento sobre el funcionamiento nutricional, con respecto al impacto que el cromosoma extra ejerce sobre sus cuerpos.
Es decir, de manera general se sabe que el síndrome de Down, es un trastorno genético causado por la presencia de una copia extra del cromosoma 21, este material genético adicional altera el curso del desarrollo y provoca las características asociadas a este síndrome.
Siendo una de ellas que su población tiene una talla y circunferencia cefálica menor que la población general, así como que tienen una mayor prevalencia de obesidad o sobrepeso en las distintas etapas de crecimiento, siendo la etapa adulta la de mayor riesgo.
La Mtra. Luz Anaiz Caraveo Gutiérrez, quién ha realizado algunos estudios sobre ello en la División de Ciencias Biológicas y de la Salud de la Universidad de Sonora, insiste que algo muy importante en el estudio de la alimentación de la personas con síndrome de Down, principalmente es la evaluación de su estado de nutrición con las herramientas específicas y adecuadas para ellos.
Porque por lo regular existe una incorrecta forma de aplicar tablas de crecimiento, ecuaciones para estimar sus necesidades de energía, composición corporal, entre otras herramientas de medición que provocan una evaluación equivocada; sumándose a ello la alta prevalencia de enfermedades cardíacas, hipotiroidismo y enfermedad Celiaca, que alteran el organismo.
De manera generalizada sabemos que existe una incidencia a la obesidad en el mundo, promovidos por una mala alimentación, hábitos de sedentarismo, alcoholismo, tabaquismo y otros factores que influyen de sobremanera, entonces debemos poner especial cuidado cuando existen factores extras, como es el caso del síndrome de Down u otros trastornos.
De ahí la importancia de informar a las familias de personas con síndrome de Down sobre el funcionamiento del sistema digestivo y las formas correctas de evaluaciones que existen en torno a ello, labor que ha venido haciendo la Mtra. Luz Caraveo en la Universidad de Sonora, quién además ha realizado estudios y algunos ejercicios de práctica con alumnos del laboratorio de Ciencias Nutricionales.
Actualmente se lleva a cabo un proyecto a nivel de servicio social en el Centro Manos a la Vida, donde participan cuatro alumnas del séptimo semestre de la carrera de Nutrición de la Unison, que busca fomentar estilos de vida saludable de forma divertida y dinámica, pero que se pretende llevar a otras instituciones de atención a personas con discapacidad.
En distinto foros, pláticas y talleres, la especialista Luz Caraveo también ha insistido y reiterado la urgencia de involucrar a las familias, crear estos estilos de vida saludables a través de información certera; que no se acuda al nutriólogo para revertir efectos, como el bajar de peso, sino que se acuda de forma preventiva en el cuidado de la salud y la alimentación.
Coincide que las personas adultas con síndrome de Down son más propensas a la obesidad, efecto que puede evitarse si desde pequeños reciben una buena educación alimentaria, una correcta forma de nutrirse y ejercitarse, que permitirá un óptimo desarrollo que compensará los efectos negativos que el cromosoma extra pueda ejercer.
Y dado que estamos en el mes de octubre dedicado a la concientización del síndrome de Down, hagamos conciencia en torno a la necesidad de una educación nutricional, una correcta alimentación y activación, no sólo por estética sino por salud, que pueda extenderse también a las personas SIN ese cromosoma extra.
*** Mtra. Anaiz Luz Caraveo, “Centro Psicopedagógico Educando” @educandocentropsicopedagogico / anaiz.caraveo@hotmail.com

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