Inicio Alejandro Ramírez Arballo Una sociedad adulta

Una sociedad adulta

El tema se impone: la Suprema Corte de Justicia de la Nación ampara a cuatro ciudadanos que pueden, si así lo desean, cultivar y consumir mariguana de modo libre. Como es natural, esto derivó en un inmediato revuelvo en las redes sociales; por un lado, me parece que mayoritario, se aplaude la decisión y lo que esto sugiere hacia el futuro; por el otro, algunas voces reprueban el asunto porque ven en ello un síntoma claro de la degradación moral de nuestro tiempo.

En lo particular, que para eso vengo hasta aquí cada semana, considero que los estados no deben asumir el papel de madres o padres, y no pueden por ello tratar a los ciudadanos como seres incapacitados para asumir la toma de decisiones y sus consecuencias. El consumo de drogas –legales o ilegales- ha sido parte de la historia de la humanidad y seguramente morirá con nosotros; el estado que no comprende esto asume un papel de censor y persecutor, gastando gracias a ello una enorme cantidad de recursos materiales y humanos en una lucha inútil: ponerle puertas al campo nunca ha sido un buen negocio.

Las sociedades cambian, se transforman y asumen costumbres nuevas generación tras generación.  En este caso, nos encontramos ante una tendencia global de despenalización que, según parece, va ofreciendo datos que tienden a lo positivo en materia de seguridad y salud. No olvidemos que tenemos un antecedente relativamente cercano en el tiempo y que conviene recordar ahora: la prohibición norteamericana que abrió paso a la épica de gánsteres y policías honrados a la Eliot Ness. Dicha restricción solo acarreó penas y muerte; al abolirse la famosa enmienda 18 los borrachos no desaparecieron, pero sí la violencia que había tomado por asalto las calles.

Falta mucho por verse y en esto creo que la academia tiene mucho que aportar al debate público. No podemos hacer la vista gorda, ni actuar ni opinar desde el prejuicio, eso no ayuda en nada.

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