Estefanía Yamileth no sabe que ha perdido la vista, una bala perdida le ha cambiado la vida. Piensa que de momento no puede ver con el ojo izquierdo por la operación que le hicieron para retirar una bala.

Sentada en una jardinera afuera del Hospital Infantil del Estado espera a que su madre atienda las preguntas de reporteros luego de estar en la clínica desde las 3 de la tarde. Es su primera revisión desde que la operaron para quitarle una bala que se alojó en su cabeza un milímetro cerca del cerebro poniendo en riesgo su vida. Ha perdido el ojo izquierdo y todavía tiene dolores de cabeza y mareos.

Su madre Alma Graciela dice que no ha tenido el valor para decirle a su hija que no volverá a ver con ese ojo y los doctores le han dicho que en dos semanas debe volver para que una psicóloga la prepare para darle la noticia.

Pasaban un año nuevo tranquilo

El año nuevo mientras otros celebraban, Estefanía y su madre decidieron ver la televisión en la sala de su casa, pusieron dos colchones en la sala y luego de cenar se durmieron. Pasadas las 11 de la noche la niña de 11 años despertó a su madre con sangre en la nariz y la boca diciendo que se ahogaba. Inmediatamente su madre despertó para auxiliar a su pequeña y al mirar al techo de lámina de su casa, se dio cuenta que había un orificio. Una bala perdida había atravesado el rostro de su hija.

Estefanía Yamileth no está cerca de su madre al contar su experiencia, espera a unos metros mientras ve a niños correr en la explanada del hospital y agacha la cabeza. El viaje de Agua Prieta a Hermosillo es duro. Por el tiempo y el costo.

Aquí pasarán la noche en la casa de un amigo de la familia pues el módulo para sacar la próxima cita estaba cerrado y ahora deberán regresar para hacer ese trámite. Cada dos semanas necesita ser revisada por los médicos así que deben buscar la manera de costear los viajes.

La noche de año nuevo parecía como si hubiera guerra afirma Alma Graciela, los balazos y los cuetes se escucharon a toda hora y solo escuchó cuando en el techo de su casa pareció que habían lanzado una piedra. Después la vida de su familia cambió por completo. La vida de Estaefanía no será igual.

Deportista y buena estudiante

Con 11 años, Yamileth es parte de la escolta de su escuela, le gustan los estudios y es parte de tres equipos deportivos, le gusta convivir y ahora se desespera porque aun no le permiten ir a la escuela. De momento parece que el peligro ha pasado pero todavía la atención médica y la observación van para largo, ahora lo importante es salir adelante y adaptarse a los cambios que vienen.

Afirma su madre que ella de camino a Hermosillo en la ambulancia pedía solo por la vida de su hija porque la bala se alojó muy cerca del cerebro y pensó que no la libraría. 4 horas que parecireron eternas.

Hoy, no saben obviamente quien disparó pero espera que esta tradición absurda de disparar al aire termine pues hay gente que lo hace aun sabiendo que gente muere de esta forma.

Las cosas irán mejorando con el tiempo

Aquí en Sonora, el diputado David Palafox ha presentado una iniciativa para sancionar a las personas que incurran en esta práctica aunque dificilmente es algo que terminará pues los controles de la autoridad son nulos y aunque existan denuncias es imposible saber a ciencia cierta el origen del disparo. Solo apelar a la conciencia ciudadana y a la prevención en los hogares.

Por ahora, Estefanía Yamileth no puede jugar al futbol ni estar con sus amigos. Durante la espera a la consulta de esta tarde lloraba desconsoladamente pues siente impotencia de lo que sucede. Su madre agradece que a pesar de todo su hija está viva y de pie. Las cosas irán mejorando con el tiempo.

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