En Arroyo Seco, en el municipio de La Huerta, el huracán “Patricia” se sintió con categoría 5 y ninguna autoridad los alertó del peligro que iban a correr.
No es una medición científica, sino del sentir de quienes viven en la comunidad ecoturística que tiene un criadero de tortugas marinas, del que el meteoro arrasó con 15 mil huevos que se habían salvado de la rapiña.
Dueña de una tienda y madre de una adolescente, Consuelo Flores asegura que los pobladores de Arroyo Seco se salvaron de milagro, un milagro que sólo protegió a personas, no a viviendas ni a la iglesia local, cuyo techo de teja y lámina se desprendió.
“Este huracán venía a acabarnos, pero Dios es muy grande. Mientras mi esposo, mi hija y yo deteníamos las puertas, lloraba, le juro que sentí la muerte”.
Su narración la acompaña con un recorrido por la estancia de la que era su cocina, la estufa yace en el suelo y un refrigerador muestra una viga de fierro atravesada.
“Patricia” salpica de escombros todo el poblado. Pedro González dice que a falta de alertas oficiales, la gente de Arroyo Seco se protegió gracias a las noticias.
Blindaron sus casas con tablas, barrotes, ladrillos y lo que tuvieron a la mano. Pero de poco les sirvió, ya que sólo 30 de 150 casas resistieron el temporal. El resto se vino abajo por partes o totalmente.
“Ya nos había pegado el huracán Jova, pero este lo sentimos tres veces más, dicen que bajó de intensidad, pero lo sentimos categoría cinco, hasta los muros de las casas se movían, a los autos los cambió de lugar”, afirma uno de los habitantes.
