Se habla mucho de vida saludable, pero es bueno saber cuáles son sus pautas principales y cómo hacer para conseguir llevar este tipo de existencia. La vida saludable no solo implica seguir una dieta equilibrada y hacer ejercicio diariamente. También tiene un componente emocional importante que debemos aprender a manejar.
Empezar de a poco
Comenzar un nuevo plan de acondicionamiento físico, una dieta estricta de comidas y abandonar el azúcar, el tabaco y/o el alcohol es algo que no puede hacerse todo junto, puesto que a la mayoría de las personas no se lo permitiría su voluntad. Por eso es fundamental comenzar poco a poco.
Recuerda que te enfrentas a un contundente cambio de vida y es importante que el cuerpo y la mente estén en sintonía para lograrlo. Además, está el factor motivación, que es algo que hay que alimentar y gestionar positivamente, por lo que debes valorar cada uno de los logros que vayas consiguiendo.
Cambiar de dieta implica un esfuerzo considerable, por lo que no vale decir que vamos a dejar de comer grasas, carbohidratos o fritos. Si no que tenemos que elegir cuidadosamente qué es exactamente lo que vamos a comer. Lo ideal es acudir a un nutricionista, para que nos realice un programa de alimentación adaptado a nuestros gustos y necesidades.
Esto es sumamente importante, ya que, si tenemos algún tipo de intolerancia alimenticia o de alergia, este es un factor que tanto un profesional como uno mismo debe tomar en cuenta a la hora de elegir cantidades e ingredientes para planificar una dieta y tener una vida saludable.
También es vital que los alimentos que nos toque comer nos gusten. El factor psicológico no se debe despreciar nunca y si hacemos un esfuerzo para evitar lo que más nos apetece, debemos sentirnos recompensados de alguna forma y comer cosas que nos gusten (y que no engorden) ayudará a habituarnos a llevar una vida saludable.
Ejercicios sí, pero con calma
Lo primero que se debe hacer es decidir si se va a acudir a un gimnasio o se recurrirá a otro tipo de ejercicio, como salir a caminar, correr o hacer ejercicios en casa. Si optas por la primera opción, tu entrenador se ocupará de darte todas las pautas para que puedas acostumbrarte lentamente. Y que tu cuerpo sufra el mínimo de estrés físico (dolores, agujetas, etc.).
Si vas a hacerlo por tu cuenta, busca una manera de entrenarte que te guste o al menos que no te disguste. No hagas algo porque a otros les parece guay, si a ti no te hace feliz en absoluto, porque seguramente no funcionará. Debes proponerte hacer ejercicio, pero no martirizarte o sufrir por ello. Y no olvides realizar un calentamiento previo adecuado.
La ropa adecuada es uno de los primeros pasos que debes dar. No necesariamente tienes que adquirir un atuendo especial, pero de acuerdo a lo que vayas a hacer tienes que emplear prendas que te sean cómodas. Por ejemplo, si quieres salir a correr, no necesitas los tenis de Usaín Bolt, pero tampoco te pongas chanclas.
Huye de lo tóxico y elige una vida saludable
Y no solo de las sustancias que le hacen mal a tu cuerpo, como las drogas, el alcohol o el tabaco, también debes huir de la gente tóxica. O al menos mantenerlas a una distancia prudencial. No les hagas el juego. No te involucres en sus tejemanejes y disfruta de una vida saludable también a nivel mental.
Metas accesibles y felicidad
No olvides ponerte metas accesibles en todo momento, porque si no lo son, no las alcanzarás y eso te frustrará. La falta de motivación hará que te sientas mal, te pondrás a comer por ansiedad y el remedio será peor que la enfermedad. No te olvides de usar el sentido común, será tu mejor aliado. Y piensa que una vida saludable también debe ser una existencia feliz.