La presencia de la Universidad de Sonora en el XII Congreso Mundial de Mediación Cultura de Paz, celebrado en Colombia, resulta trascendente porque de esa forma se vincula con una cruda y dramática realidad que trastoca a aquella nación sudamericana, además de cumplir su misión social, estableció Jorge Pesqueira Leal, coordinador del Posgrado en Derecho de esta casa de estudios.

El coordinador del evento que del 26 de septiembre al 1 de octubre reunió a 1,380 personas de distintas naciones, mencionó que también significó decirle al mundo que es necesario construir y transitar hacia una cultura de paz, estable y duradera, y que la mediación es precisamente una vía tangible para cruzar un puente que permita dejar atrás la violencia.

Jorge Pesqueira destacó que se tuvo el privilegio de que el rector Heriberto Grijalva Monteverde diera el banderazo para que arrancaran las actividades, y de esa forma refrendar la labor que realiza nuestra institución en México y en otros países respecto a la diseminación de una cultura de la paz, un enorme esfuerzo que no se observa en el resto de las universidades mexicanas.

Planteó que por el hecho de que la temática general era la construcción de la cultura de paz, le correspondió dar lectura, en el momento culminante previo a la clausura del evento, a la Declaración de Bogotá, un documento que tuvo el honor de coordinar, ya que en aborda también la mediación, indicó.

Ese texto, sostuvo, recogió el sentir de todos los congresistas, y es la carta de navegación por la que es pertinente transitar cuando acontecen situaciones como la de Colombia, ya que alerta sobre la importancia de construir cultura de paz en un mundo violento, “como en el que estamos inmersos, y la necesidad de generación de puentes de espacios de violencia a los de paz”.

Construcción de la paz

En relación con el Congreso, señaló que uno de los propósitos fundamentales, que permeaba entre los participantes, era llegar mediante un plebiscito a un acuerdo para la terminación del conflicto armado de Colombia y la construcción de una paz estable y duradera, documento que previamente se firmó el 25 de agosto pasado en La Habana, Cuba, entre los delegados del gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

“Esto generó un ambiente muy positivo entre las personas que llegaron de distintas regiones del mundo, todos líderes con la capacidad de influir, fuesen asesores de presidentes, dirigentes comunitarios y expertos de la mediación en distintos ámbitos, lo cual realmente generó una extraordinaria experiencia”, expresó.

Incluso, añadió, una y otra vez se abordó el tema de sobre qué elementos había en el plebiscito para el “No”, y cuáles para el “Sí”, y “al final del día, la mayoría, consideró su sentir respecto a si resultaron directa o indirectamente afectados por las FARC –básicamente la zona rural de Colombia–, compartiendo el pensamiento y el sentir de ese conflicto, por lo que el resultado fue que poco más del 50% de la población votó por la primera opción”.

Confirmamos, afirmó, que en Colombia había dos visiones: una de la zona rural, donde impartió un taller sobre cómo cicatrizar heridas emocionales originadas por conflictos armados, y por otra parte, las ciudades grandes, como Bogotá, resultando que donde se experimentó y que se generó mucho dolor por homicidios, secuestros, abusos sexuales, desplazamiento, etcétera, los habitantes clamaban por el “Sí”, tal y como lo expresaron en las urnas después de que concluyó el congreso.

Sin embargo, indicó que en las ciudades hubo un movimiento muy fuerte dirigido por el expresidente Álvaro Uribe, quien siempre invitó al rechazo del plebiscito y a la justicia transicional, la que da trato especial a las personas que dejan las armas.

“Por fortuna –concluyó–, el presidente Santos señala estar dispuesto, junto con el líder de las FARC, Rodrigo Londoño Echeverri, alias Timochenk, que está dispuestos a darle continuidad a las conversaciones y de esa manera encontrar en un futuro la anhelada paz que nosotros experimentamos en gente con la que tuvimos contacto; con los que iban por el ‘Sí’ o el ‘No’, pero que querían que hubiera ajustes a un acuerdo que estimaban que favorecía muy poco al pueblo y el gobierno colombiano”.

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