Juan no está solo, tras ser recibido en el albergue Luz Valencia y dignificado en su condición humana por personal del lugar ahora se recupera de su cuadro de desnutrición además de algunas infecciones que presentó por la falta de higiene en las que fue encontrado en la colonia Los Naranjos. Gente extraña para el ahora lo cuida, le hace compañía y lo alimenta. Su familia aunque saben donde está, no lo han ido a ver.

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Su nombre es Juan Ramón Martínez Soto, tiene 24 años y un accidente mientras trabajaba en una empresa hace 6 años lo dejó cuadrapléjico, en ese momento hubo que hacerle una traqueotomía por eso la cicatriz en su pecho. Ahora aunque está consiente no tiene la fuerza suficiente para abrir los ojos y con su mano se ayuda para abrirse un ojo para ver quien lo visita en la cama donde ahora recibe alimentos líquidos y es cuidado por personal del albergue.

La mañana de este martes, médicos del Hospital General lo revisaron, a pesar de que llegó un poco agresivo ahora su estado es más tranquilo y al platicar con él, asiente con la cabeza para contestar, comprende que ahora está mejor y en la despedida extiende la mano.

 

Su padre vive a dos calles de donde lo encontraron viviendo entre excremento, ratas y basura en un colchón sucio. Ramón es su nombre y trabaja como plomero. Sabe que su hijo está en el albergue pero no ha podido verlo porque no ha tenido tiempo, además hace años que no está con él, desde que se separó de la madre de Juan Ramón solo iba a verlo ocasionalmente y a llevarle pañales aunque su trato no era frecuente. La madre, María Concepción es quien debía hacerse cargo del joven que no puede valerse por si mismo pero desde que tiene el vicio de la droga la situación de ellos fue cada vez peor. Al menos tienen dos años viviendo en la casa número 6 de la calle Cadenera en las condiciones en que fue encontrado Juan Ramón. Esa casa es de una tía del joven.

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“El Nacho” indigente que fue encontrado cuando el DIF y Protección Civil fueron por Juan Ramón vivía en la casa y junto a María Concepción se dedican a pepenar basura en la calle con un carro de supermercado. Además tiene 4 hermanos que viven en la Nuevo Hermosillo. Aun así, nadie se hacía cargo de él como su condición de salud lo requiere.

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El caso de Juan Ramón salió a la luz cuando un diario local publicó su historia sin embargo en Los Naranjos el tema de personas en estado de abandono es algo conocido para los vecinos. Hace poco menos del mes otro joven que vivía en las casas abandonadas y  deambulaba por las calles de la colonia murió y nadie lo reconocío como familiar, le llamaban “El Cóleras” y un cáncer acabó con su vida, la droga y la mala higiene aceleraron el proceso. Murió solo y enterrado en la fosa común. La imagen de jóvenes consumidos por el cristal y de indigentes es común en Los Naranjos. Son muchos pero como Juan Ramón, la mayoría están solos aunque sus familias sepan donde encontrarlos.

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