Para Irene y su familia han sido días de total impotencia, miedo y de no saber a quién pedir ayuda. El viernes en la mañana, serían las 5 cuando una persona entró en su domicilio en la colonia 5 de mayo y robó parte de sus pertenencias. Vació el refrigerador, y por si fuera poco hizo un tendido y durmió por al menos dos horas en su casa.
«ya nos vinieron a amenzar con pistola, nos dijeron que nos iban a quemar la casa… nos vació el refrigerador, les tenía el desayuno nada más para calentarles en la mañana…se comió todo, me vació el refri no se que tanta hambre tendría que se comió todo…todavía puso una toalla y como que estuvo acostado, de 5 y media a 7»

En la cama de sus hijos, el delincuente dejó un cuchillo. Así que llamaron al número de emergencias para pedir ayuda a la policía. Relata Irene mientras se agarra el vientre, tiene mucho dolor.
Cuando Rubén salió para ver si encontraba al responsable, aún sin la presencia policíaca vio al “Dani Molacho” y le reclamó que le devolviera lo robado. Una pantalla de computadora, joyería y herramientas. Así que se hicieron de palabras y cuando llegó la policía buscaron al supuesto ladrón pero no encontraron a nadie.

Horas más tarde, cuando volvían de comprar comida pues los dejaron sin nada, en su casa de nueva cuenta los candados rotos, el tinaco picado con cuchillo y en las escaleras que dan a lo alto del cerro donde ellos viven, un grupo de individuos con machetes y piedras salieron a enfrentar al matrimonio por haberles “puesto el dedo” con la policía. Esta vez de las palabras pasaron a las agresiones y hasta a la hija de Irene y Rubén les tocó recibir golpes. Los vecinos relatan que de no ser por el padre de Rubén las cosas pudieron salir mal ese día. La policía llegó y detuvo a dos de los agresores.
«salimos y aquí abajo nos agarraron con piedras y machetes,a mi esposo le pegaron a un lado de la oreja y estaba el papá de el y no le alcanzaron a pegar pero llovían piedras y mis hijos estaban aquí, no los respetaron tampoco, les pegaron»
Cual fue la sorpresa que cuando acudieron a la comandancia para interponer una denuncia formal, los detenidos ya estaban de nuevo en la calle, los dejaron en libertad. No hubo castigo para ellos pero Irene por el susto ya tenía una amenaza de aborto.
«Se les habló al 911 en la mañana y nunca llegaron, hasta que llegamos del hospital y nos amenazaron con la pistola volvimos a llamar, y cuando se hizo lo de los machetazos vino la policía y agarraron a dos, eran como siete y agarraron a dos, íbamos llegando a la comandancia porque nos dijeron que pusiéramos denuncia y el policía que los detuvo nos dijo que no la pusiéramos, que mejor nos esperáramos al otro día para que se los llevaran a la PEI ¿y que pasó? ya los soltaron, ya vinieron a amenazarnos con pistola y todo, ya andan sueltos.»

Más tarde, los detenidos que fueron liberados y otros más regresaron de nuevo pero esta vez con una pistola hechiza para saldar cuentas. Una vez más la policía llegó y no encontraron a nadie.
«no me siento segura, para nada me siento segura, mucho menos con mis hijos, imagínate estar ahí en la casa y ya van 4 veces que me botan los candados, en una de esas se meten otra vez»
Esa noche de viernes Irene y sus hijos durmieron en otra casa, el temor de volver a encontrarse con sus asaltantes era demasiado.
Irene y Rubén trabajan por fuera de un centro nocturno en la calles Juárez por las noches de “viene vienes” para poder obtener su ingreso, tienen dos hijos de 10 y 6 años pero esa noche no salieron a trabajar para cuidar que no regresaran a robarles.
De acuerdo a los vecinos del lugar, los robos, la droga, los asaltos e intimidaciones son cosa de todos los días. En la calle 20 de Noviembre donde está la subida al cerro para llegar a sus casas por la Tamaulipas hay varios casos de gente que ha sufrido la violencia de personajes como “El Dany Molacho”, “El Güero Labella”, “El Pato”, “El Condón” o “El Brandon” quienes son identificados por todos como quienes presuntamente tienen en jaque al sector y quienes ya han sido detenidos por robos y asaltos pero son puestos en libertad como si nada pasara. Le han robado hasta a la Iglesia pero andan libres y se jactan de ello.

El sábado, mientras Rubén se encontraba junto a Irene en el hospital por los dolores que le provocó la tensión de la situación, los agresores regresaron a la casa y volvieron para llevarse más cosas, una bicicleta, fotos de la familia y esta vez a decir de Rubén dejaron una bala arriba de una mesa. Ahora tienen más miedo porque saben que si siguen denunciando les puede ir peor. A fin de cuentas siempre salen libres y saben quienes los han acusado. Así lo relata Rubén.
«bajó la perrita de nosotros y yo sabía que habíamos cerrado la puerta y en eso bajan las vecinas y me dicen, oye están de nuevo en tu casas, están dos, me rompieron la puerta, se llevaron una bicicleta, rompieron cosas a machetazos, voltearon los sillones, se llevaron hasta fotos de mis hijos, me quebraron los platos de la comida, y las mochilas de los niños, todo…»
Tres robos, en menos de dos días, amenazas y agresiones. Todos identificados y con testigos de todo, pero no pasó nada. Irene, Rubén y sus hijos tienen mucho miedo de que algo pueda pasarles y todo por denunciar que se metieron a su casa a robarles.







