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No tengan miedo a decir “persona con discapacidad “

El lenguaje incluyente respecto a la discapacidad, es un factor importante para su aceptación y la promoción de la nula discriminación, es así que me sumo a las diversas corrientes y movimientos sociales que insisten en utilizar expresiones y términos adecuados.

Constantemente somos testigos en diferentes lecturas de periódicos, revistas, artículos digitales o bien de algunos discursos públicos de funcionarios gubernamentales, de personal médico, educativo, incluso hacia el interior de los núcleos familiares de la incidencia a omitir la palabra discapacidad.

La discapacidad de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas -como referencia universal,  si así queremos asumirlo- la denomina como “a toda aquella persona con una condición de vida que puede ser limitada para realizar una o más actividades de la vida diaria y que puede ser agravada por las barreras del entorno”.

Es así que todas aquellas personas que viven con una condición como ésta, son denominadas personas con discapacidad (PcD), esto no representa de ninguna forma un insulto, ni un término peyorativo, si se usa de forma correcta.

Por ningún motivo debemos utilizar como los percibimos incesantemente términos como personas con capacidades diferentes, porque todas los seres humanos las tenemos; tampoco son personas especiales, ni minusválidos, enfermos, mucho menos discapacitados.

Y en esto último quiero ahondar un poco, la diferencia entre los términos en PcD y discapacitados, es que la primera refiere a una persona -como antes lo mencioné- que presenta una cierta limitación a ciertas actividades o acciones; esto por ningún motivo representa que sea una limitación generalizada para vivir o desarrollarse como cualquier ser humano.

Es así que cuando utilizamos cualquiera de estos términos incorrectos, solo demostramos nuestra ignorancia en el tema o la resistencia a la aceptación de una condición, sobre todo si somos padres o familiares de una persona que ha nacido con alguna de estas características.

La discapacidad tampoco se sufre o se padece, simplemente se refiere a una condición, una característica de un ser humano que además presentará otras habilidades, capacidades o dones, dependiendo de su desarrollo, atención y oportunidades de vida e inclusión.

No tengamos miedo a decir persona con discapacidad, ni mucho menos al referirnos específicamente a los tipos que existen, como la visual (no débiles visuales), física (no minusválido o lisiado), auditiva (si se puede utilizar sordo), intelectual (no retrasado, enfermo mental o subnormal), así como debemos referirnos a las personas con talla baja (no como enanos) o en su caso persona con autismo y no autista.

Estos conceptos nos ayudarán a utilizar un lenguaje incluyente y correcto, apoyando una cultura social sobre la discapacidad y su manejo, así como ayudará a contribuir  y dignificar a cada una de las personas que viven con ella.

Como padres debemos asumir un rol de participación directa en la vida de nuestros hijos con discapacidad, así como el de una promoción sobre el lenguaje incluyente y correcto, por lo que los invito a sumarse, a que podamos corregir con cordura y educación, cada vez que se haga uso de términos incorrectos.

Independientemente si son expresados por un ministro, un educador, una terapeuta o inclusive por nuestra propia familia, estos conceptos que se dicen de forma matizada para crear empatía con nosotros, pero que finalmente son incorrectos.

Dejemos que los conceptos antiguos dejen de fluir en nuestro alrededor y juntos lograremos que nuestra sociedad se envuelva en una cultura hacia el uso de un lenguaje incluyente.

 

 

 

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