Solo basta con voltear a nuestro alrededor y poner atención en las actividades que cada uno de nosotros desarrollamos, para reconocer la necesidad urgente que existe de inclusión de las personas con discapacidad (PcD), donde todos seamos protagonistas de este mundo, cubriendo necesidades y cumpliendo nuestros derechos.

Debemos pensar en un mundo incluyente en todos los ámbitos, desde lo social, educativo, recreativo, jurídico, entre otros, que permitan incluir a las PcD en los roles y actividades cotidianas que habitualmente desarrollamos.

Pero entonces yo les pregunto ¿Qué tanta inclusión ven a su alrededor? Si observamos en las escuelas por poner un ejemplo, qué tanta inclusión desarrollan, ¿cómo son sus métodos para que la participación de las personas con y sin discapacidad sean igualitarias?

Vayamos a otro ámbito ¿Cómo generamos esa inclusión en nuestras comunidades, en nuestros entornos laborales o sociales? Debemos fomentar una mayor participación de las PcD en los roles y actividades que desarrollamos como estudiantes, trabajadores, padres, amigos, pacientes, empleados, entre otros.

Incluir a PcD significa garantizar que existan las condiciones, las políticas y prácticas adecuadas para que puedan desarrollarse en un ámbito específico o de forma general en la vida.

Incluir significa acercar y promover instrumentos, infraestructura, acciones que permitan como en todas las demás personas, su movilidad, acceso a espacios de salud, recreativos, deportivos, que pueda gozar de sus garantías y relacionarse día a día sin sufrir algún tipo de discriminación.

Y para entender más sobre estas necesidades de las PcD en torno a su necesaria inclusión, solo debemos reflexionar la forma en la que participan en la sociedad y poner en una balanza los pros y contras que tienen, para obtener las mismas oportunidades.

Desde 2011 que se decretó la Ley General para la Inclusión de las Personas con Discapacidad, se han venido trabajando en otros instrumentos legales a nivel nacional o en su caso a nivel internacional con la Convención de las personas con Discapacidad impulsada por la Organización Nacional de las Naciones Unidas, para garantizar el bienestar y desarrollo de las PcD.

Desde entonces se ha permeado en distintos ámbitos, pero sigue existiendo una necesidad real de cubrir las necesidades de las PcD para que tengan un rol igualitario y me refiero desde un sentido no asistencialista, si no de generación de oportunidades, empleos, estudios, accesibilidad, entre otros.

De forma tradicional las PcD son vistas son bajo una condición que requiere atención médica, asistencia permanente, rehabilitación y otras necesidades de apoyo, sin embargo lejos de ello, no se han desarrollado programas adecuados para corregir estas creencias.

Dada su condición las PcD tienen características propias, lo que hacen que sus necesidades y capacidades tengan panoramas muy diferentes entre sí, nos podemos generalizar a todas aquellos niños, jóvenes o adultos que vivan con una condición de discapacidad.

Por lo tanto es tan necesario para ellas, como para nosotros que se haga visible esa  diversidad, porque en ella encontraremos algunas respuestas de atención, de inclusión, de formación y respeto hacia todos nosotros como seres humanos.

Como sociedad podemos aportar mucho, por lo que los invito a observar a su alrededor, ponerse en los zapatos de alguna persona con discapacidad y reconocer que tenemos los mismos derechos, que sin prejuicios y discriminación podemos avanzar en un mundo más justo y equitativo.

Y aún más, que podemos generar desde nuestros entornos, acciones que nos hagan participe en todos los aspectos de la vida, desde nuestras capacidades e intenciones, sin distinción de raza, sexo, religión o condición.

Respeta e incluye!

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