Para muchos es el futbolista más grande de todos los tiempos, no por nada su apodo es «O Rei». Hoy, Edson Arantes do Nascimento, más conocido como Pelé, cumple 75 años, ya recuperado de los problemas de salud que preocuparon a sus fans.
Nació el 23 de octubre de 1940 en un pueblo muy bonito llamado Tres Coraçoes en el estado brasileño de Minas Gerais. Sin embargo, fue en el estado de Sao Paulo jugando para el Santos, donde anotó 1.091 goles y saltó a la fama mundial, coronada por tres títulos del mundo.
En julio, muchos brasileños temieron por su vida ya que fue sometido a una cirugía de columna. Los partes emitidos por el hospital Albert Einstein de Sao Paulo sobre su estado de salud fueron seguidos de cerca por la opinión pública, pero la situación se resolvió de manera favorable. Pelé se mostró con un estado de ánimo inmejorable cuando salió del hospital junto a su pareja, Marcia Cibele Aoki.
Pelé, siempre amable y con una gran sonrisa, nunca salió de la esfera pública después de que se retiró del fútbol. Gracias a su imagen ganó millones de dólares, sobre todo a través de una gran cantidad de publicidades. «Pero nunca para bebidas alcóholicas, política, religión o tabaco», subrayó.
Incluso, llegó a promocionar un tratamiento eficaz para la impotencia sexual, aunque insistió en que él nunca lo había usado. Pelé tiene siete hijos, dos de ellos extramatrimoniales, y se divorció dos veces.
El rival favorito del astro brasileño es el argentino Diego Maradona, a quien en su país consideran como el dios legítimo del fútbol. Al menos era dueño de «la mano de dios», con la que anotó un gol contra Inglaterra antes de levantar la copa en el Mundial de 1986.
Pelé acusó al argentino de ser un mal ejemplo para los jóvenes, con su pasado de consumo de drogas y un comportamiento general poco ordenado. Maradona, a su vez, calificó a Pelé como «una pieza de museo» en lugar de ser un ícono del fútbol.
Sin embargo, nadie le puede negar a Pelé que tiene un sitio de privilegio en la historia del fútbol. El museo del estadio Maracaná de Río de Janeiro tiene la pelota de cuero viejo con la que el 19 de noviembre 1969 anotó contra el Vasco da Gama su gol número 1.000 con el Santos. Incluso, las campanas de la iglesia sonaron en su honor en aquel tiempo.
Pelé ganó tres títulos de la Copa del Mundo con Brasil en 1958, 1962 y 1970 y anotó 1.281 goles en 1.365 partidos, un logro increíble en todos los sentidos.
El propio astro cita como su gol más hermoso a uno que le anotó al Juventus paulista en el triunfo 4-2 del 2 de agosto de 1959, cuando desairó a tres defensores tocando el balón por encima de sus cuerpos, hizo lo propio con el arquero y terminó cabeceando al arco vacío. Lamentablemente, no hay videos de la hazaña, aunque una empresa la recreó a través de una computadora.
El joven aprendiz de zapatero firmó un contrato con el Santos en 1956 e hizo su debut con el primer equipo cuando sólo tenía 15 años. «Este muchacho va a ser el mejor jugador de fútbol del mundo», dijo Waldemar de Brito, quien es considerado su descubridor.
A los 16, Pelé ya estaba jugando con la selección nacional. En 1958, el técnico brasileño Vicente Feola convocó al entonces joven de 17 para el Mundial de Suecia, donde comenzó la leyenda: aún hoy sigue siendo el campeón del mundo más joven de la historia y en la final ante los anfitriones anotó dos goles en el triunfo 5-2.
En Chile 1962, Brasil defendió su título, aunque Pelé sufrió una lesión en el segundo partido y no pudo jugar por el resto del torneo. En 1970, el astro volvió a mostrar su influencia y lideró a su equipo a un tercer trofeo.
Con motivo de su cumpleaños 75, el Santos anunció que utilizará nuevas versiones de las camisetas que utilizó Pelé en 1962 y 1963, cuando ganó dos veces consecutivas el título en la Copa Intercontinental.
Pelé jugó en el Santos entre 1956 y 1974, antes de pasar al Cosmos de Nueva York hasta su retiro en 1977. A diferencia de Neymar, que también surgió del club paulista pero que en la actualidad se encuentra en conflicto, Pelé se mantuvo siempre leal a su antigua casa y sigue siendo muy popular allí.
El otro sitio en el que agigantó su imagen, la selección brasileña, le está dando pocas alegrías. La «verdeamarela» perdió 7-1 ante Alemania en las semifinales de la Copa del Mundo de 2014 en casa y parece estar teniendo problemas para mostrar un buen juego partir de tal humillación. «Sólo cambiaron el entrenador», se quejó Pelé.
Sin embargo, la alegría se la puede llevar de una competencia más amplia que el fútbol: Pelé es uno de los principales candidatos para encender el pebetero en Río de Janeiro cuando Sudamérica reciba por primera vez en la historia a unos Juegos Olímpicos.
