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Espectadores del terror en la sociedad del riesgo

ABC, Acteal, Atenco, Ayotzinapa, San Fernando, San Quintín, Tlatelolco y Tlatlaya entre muchos otros, son casos de crímenes de estado que tienen un factor en común: la impunidad.

Se dice en las charlas cotidianas que la verdad siempre sale a la luz, ¿será? La verdad para los mexicanos hasta hoy es que todos estos casos no tienen un veredicto “final” que satisfaga nuestros insaciables deseos de verdad y justicia, vivimos en la incertidumbre de lo acontecido esperando, en el mejor de los casos, que no vuelva a suceder.

La impunidad y la corrupción matan; el 06 de agosto del 2014 los habitantes de las comunidades aldeanas al Río Sonora fueron víctimas de un suceso conocido como el mayor desastre de contaminación minera en la historia de México. Fueron derramados 40,000 metros cúbicos de sulfato de cobre acidulado en el arroyo Tinajas, municipio de Cananea, Sonora, provenientes de la minera Buenavista del Cobre, subsidiaria de Grupo México, una de las empresas más grandes del sector a nivel internacional.

Ulrich Beck acuña el concepto “sociedad del riesgo” a la que define como la “fase de desarrollo de la sociedad moderna donde los riesgos sociales, políticos, económicos e industriales tienden cada vez más a escapar a las instituciones de control y protección de la sociedad industrial». Es decir, una sociedad vulnerable ante las imposiciones neoliberales que protegen más a la industria productiva que al medio ambiente y a las vidas humanas, un pacto aceptado por quienes vivimos en ésta fase de la sociedad.

Las afectaciones por la contaminación fueron diversas, desde aspectos tan cotidianos como el acarreo de agua para labores domésticas y la higiene personal hasta los daños en la producción tradicional y la confianza de los productos de la región por parte de los consumidores sin mencionar graves daños en la salud como dolores de espalda, manchas en la piel, quemaduras internas y externas así como víctimas con diversos niveles de envenenamiento.

El pasado 23 de octubre, un juez ordenó la realización de nuevos estudios que arrojen información sobre los niveles de contaminación del agua. Esto en respuesta a resultados de proyectos de investigación realizados por investigadores de la Universidad de Sonora que aseguran el agua tiene altos niveles de metales pesados que pueden llegar a dañar la salud hasta en una tercera generación.

En respuesta a dichos resultados, el delegado de la CONAGUA, calificó como un “montaje” los resultados de la investigación y los investigadores respondieron a las acusaciones diciendo que la CONAGUA quiere evitar a toda costa la orden del juez para llevar a cabo nuevos estudios.

Una de las características de la sociedad del riesgo es la crisis institucional producto de la escaza respuesta ante los acontecimientos negativos de la sociedad industrial. Hoy ésta crisis es una realidad. La cosa es que por un lado nos dicen que el agua está contaminada y por otro se nos dice que quienes dicen eso están montando una escena de miedo mientras nosotros nos convertimos en espectadores sin saber que creer.

¿A quién tenemos que creer? ¿Podemos negar que estamos frente a una situación de riesgo latente en un aspecto fundamental para la vida como lo es la ingesta de nuestro vital líquido? ¿Cuál es la verdad y como se atreven a jugar con la salud?

Sean cuales sean las respuestas a las interrogantes la verdad es que hoy no nos sentimos seguros de lo que tomamos, comemos o respiramos y eso, eso es el colmo. Probablemente nos faltan herramientas para actuar en conjunto como sociedad, comenzar a actuar desde trincheras ciudadanas que exijan a las autoridades la verdad, al menos, en lo básico.

En conclusión, el tiempo transcurre mientras se debate si nos están envenenando o no, mientras no sabemos qué pasó con los 43, sin saber quién es responsable del caso de la guardería ABC pero de algo si tenemos seguridad; estamos seguros que estamos constantemente en riesgo mientras nos volteamos a ver unos a los otros aceptando con nuestro silencio el pacto del riesgo como elemento fundamental de nuestra sociedad actual.

 

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