La política del oscurantismo es aquella que implementan muchas y muchos políticos que prefieren poner la espalda, esconderse, celebrar reuniones de temas públicos en lugares y durante horarios nada accesibles para decidir o acordar temas que nos afectan a todas y todos.
Esta política se vuelve más popular cuando el tema público que se trate de abordar involucra el uso y destino de los dineros, es decir, cuando se destinan partidas para tal o cual concepto, cuando se ajustan gastos determinados o bien cuando se arman licitaciones de compras de los gobiernos.
Pero cuando realmente se pone oscuro el panorama es cuando llega diciembre y se retoma el tema del paquete fiscal necesario para el próximo año. Ahí es donde parece que a las y los Legisladores locales les da por hablarse de cerquita sin permitir que las y los ciudadanos escuchemos lo que se dicen.
Los pesimistas como yo pensarán que esta oscuridad es un mal de difícil cura ya que es recurrente todos los años, es como cuando uno se topa con el recibo de la luz en pleno mes de julio… sabes que algo malo se aproxima y que irremediablemente llegará.
No obstante, no quiere decir que este mal no sea material para que las y los ciudadanos nos esforcemos y busquemos juntos su cura.
Si soñáramos en los posibles remedios para este mal, yo considero que tendríamos que tomar en cuenta por lo menos los siguientes:
1.- Hacer esfuerzos reales para entender lo que es un presupuesto público. Definitivamente el presupuesto está elaborado para que uno lo pueda leer y entender, por ello muchas organizaciones de la sociedad civil han puesto en evidencia la falta de guías ciudadanas que nos permitan leer el presupuesto. En Sonora no contamos con guías semejantes, de lo contrario los documentos presupuestarios son incluso aveces poco legibles aunado a la complicación natural para poder leerlos y entenderlos.
2.- El H. Congreso del Estado tendría que tener siempre actualizados los calendarios que incluyan las fechas en que las comisiones primera y segunda de hacienda habrán de reunirse, por lo menos 24 horas antes. Si bien esto no es una cura expedita para el mal que aquí abordamos, si puede contribuir a disminuir el secretismo con que se han realizado durante otros años dichas reuniones.
3.- Si la Gobernadora envía desde el 14 de noviembre el paquete fiscal, no hay motivos para que por lo menos el H. Congreso del Estado publique en su portal en tiempo y forma todos y cada unos de los documentos que integran dicha propuesta. Esto nunca sucede y acaba subiéndose una semana o más después.
Ciertamente complica el hecho de que las y los ciudadanos que pueden leer dichos documentos lo hagan de manera tardía casi a días de su discusión y aprobación.
El H. Congreso de nuestro estado olvida que una práctica de Parlamento Abierto podría legitimarlo con el simple hecho de poner a disposición los documentos presupuestarios ante el escrutinio ciudadano.
4.- Celebrar las sesiones en las que se discute el tema es vital, pero celebrarlas en horarios accesibles es fundamental. La madrugada del 13 de diciembre 2013 es un ejemplo claro de esto ya que se aprobaron a espaldas de la ciudadanía no sólo el presupuesto público sino 19 acuerdos en un plazo no máximo a 3 horas con 10 minutos. Esta sesión inició a las 3 de la mañana.
5.- Apropiarnos del presupuesto es sin duda una de las curas de este mal, si consideráramos que durante dichas sesiones y reuniones de comisiones está en juego el futuro de nuestra estado, de nuestra ciudad, de la escuela de los hijos, de las mejoras del parque de la colonia, de la mejora en las calles y carreteras creo que todas y todos tendríamos otra actitud, o por lo menos una preocupación apropiada.
No veríamos el presupuesto y su aprobación como algo lejano, como algo que no nos atañe y afecta.
Por lo pronto, en lo que pensamos como curar este mal actuemos porque la aprobación está a la vuelta de la esquina y los pendientes y las deudas de nuestro estado son muchas, incluso más que las que se han tenido durante otros años.

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