Inicio Buena Vida Orgasmo obsesivo

Orgasmo obsesivo

Esforzarse por alcanzar orgasmos simultáneos puede tener efectos secundarios indeseables para la pareja. De hecho, se trata de una meta por lo regular inalcanzable, que está arruinando muchas vidas sexuales.

Cuando tenemos una cita con nuestra pareja es difícil que ambos lleguemos al lugar acordado al mismo tiempo; y, por pura lógica, uno de los dos tendrá siempre que esperar al otro. Sin embargo, en cuestión de sexo, seguimos obsesionados con la idea de que debemos ‘llegar juntos’ al orgasmo. Más que una fantasía, parece como un examen por el que tuviera que pasar nuestra vida sexual.

No es algo nuevo, ya en los años 60s, los llamados ‘Padres de la Sexología Moderna’, los estadounidenses William Masters y Virginia Johnson, explicaban que la idea del orgasmo simultáneo era algo no sólo difícil de alcanzar, sino que llevaba a que la pareja comenzara a cuestionarse mentalmente, en vez de entregarse sin trabas a las sensaciones del acto sexual.

Y es que, tal como señalaban  Master y Johnson en su libro Human Sexual Inadequacy, cuando los miembros de la pareja adoptan ‘el papel de espectador de uno para el otro’, es fácil que aparezca la pérdida de la erección en el caso del hombre, y la imposibilidad de llegar al orgasmo en el caso de la mujer.

 Sin embargo, si ya desde entonces (1966) se trabajó para desmitificar la idea del orgasmo simultáneo, lo curioso es que 49 años después sigue siendo difícil desterrar esa idea. De hecho, incluso en un entorno abierto e intelectual como es el de la universidad, el estudio ‘Sexualidad en los alumnos universitarios’, realizado recientemente en la Facultad de Medicina de Chile, revela que el 58 por ciento de los estudiantes encuestados sigue creyendo que el orgasmo simultáneo es uno de los objetivos centrales de la relación sexual.

La aristas de la sincronía
Antes de abordar la idea del orgasmo simultáneo, conviene hacer una reflexión sobre el orgasmo en ambos sexos.

De acuerdo a un reciente estudio sobre la variación del orgasmo según las preferencias sexuales (heterosexuales y homosexuales), realizado en la Universidad de Indiana, tanto hombres como mujeres coincidieron en alcanzar más fácilmente el orgasmo en las relaciones estables que en las relaciones ocasionales.

Así, este estudio aporta cifras como que alrededor de 85 por ciento de los hombres llegan al orgasmo con parejas estables, mientras que en las mujeres esta cifra es del 63 por ciento, destacando el hecho de que el orgasmo es más común entre parejas homosexuales femeninas, donde alcanza valores cercanos al 75 por ciento (74.7 por ciento).

Estas cifras muestran que ya es de por sí difícil que varón y fémina alcancen el orgasmo durante un mismo coito, entonces ¿cómo no va a ser aún más complejo lograrlo los dos a la vez?

Los sexólogos Manuel Fernández y Berta Fornés, acuñan en su libro ‘100 preguntas sobre el sexo’, el concepto de “sincronía sexual’, y explican que “con cada pareja sexual con la que nos relacionamos tenemos que sincronizarnos para que la relación funcione”, es decir, que “la sincronía sexual vendría a ser la confluencia de dos personas que, aun con sus múltiples diferencias, consiguieran estar unidas por una vida sexual placentera para ambos”.

Pero nada que ver con los orgasmos simultáneos…

Para ello los expertos abordan cuestiones como las siguientes: (1) sincronizar la iniciativa, es decir, llegar a un equilibrio entre quién debe incitar al sexo en un momento dado; (2) el nivel de deseo y frecuencia, puesto que no siempre dos personas tienen el mismo apetito sexual, ni se sienten satisfechas con la misma frecuencia; (3) los rituales, es decir, si tenemos los mismos gustos en cuanto a prácticas sexuales; y por último (4) la expresividad, es decir, las maneras como expresamos el afecto y el deseo por nuestra pareja.

Ellas duran más
Si bien es posible lograr una vida sexual frecuente y satisfactoria por la pareja, eso no quiere decir que van a llegar al clímax en el mismo instante, porque no hay que olvidar que los dos miembros de la pareja no tienen siempre la misma respuesta sexual.

Aunque los ya citados Masters y Johnson, en sus estudios pioneros sobre la sexualidad humana, apuntaron que en la respuesta sexual de ambos sexos existen más similitudes de las que inicialmente se pensaban, como el ciclo excitación, clímax y orgasmo, que existe en ambos sexos, aunque haya diferencias en el desarrollo de estas etapas cuando se trata de una relación de pareja.

 Entre esas diferencias se encuentra el hecho de que “por norma general, la duración del orgasmo masculino es menor que la del orgasmo femenino”.

Y analizando las conocidas gráficas que representan la respuesta sexual masculina y femenina, podemos observar que en la mujer es común que los diferentes tipos de respuesta tomen más tiempo que en el caso del varón, por lo que suele ser difícil que el momento del clímax coincida en la relación de pareja.

No hay que olvidar tampoco que no existe un hombre y una mujer iguales, y que las respuestas sexuales de cada uno no siempre se ajustan a los prototipos establecidos. “Cada persona tiene sus ritmos y sus propias respuestas de excitación y formas de alcanzar el clímax sexual.

“Así que intentar que dos personas diferentes alcancen al mismo tiempo el orgasmo, es bastante complicado”, insiste la sexóloga Ana Belén Rodríguez, quien aclara que “lo más probable es que el orgasmo simultáneo no se consiga debido a esas diferencias individuales, aunque de alguna manera la sociedad nos ha enseñado que lo lógico y lo más placentero es disfrutarlo al mismo tiempo”, una idea que nos lleva a limitar nuestra sexualidad a patrones preestablecidos, pese a la riqueza de opciones que podría haber en esta materia.

Del placer a la obsesión
Dando un paso más allá, la realidad es que la obsesión por alcanzar el orgasmo a un mismo tiempo lleva a las parejas a muchas frustraciones.

Lo primero a tener en cuenta es que la idea del orgasmo simultáneo sigue perpetuando la creencia de que el orgasmo es la finalidad central del acto sexual.

A este respecto, la sexóloga Ana Belén insiste en que “si pensamos de esta manera, podríamos frustrarnos y rodearnos de una ansiedad innecesaria —que es además  mala compañera en el campo del disfrute sexual.
“No hace falta aclarar que ansiedad y placer son conceptos que no hacen buenas migas”.

Por otra parte, la experta señala que centrar el encuentro sexual en conseguir el orgamos simultáneo, supone “un excesivo control de las sensaciones, que a veces puede producir los efectos contrarios, entre ellos dificultades de erección en el hombre y baja excitación en la mujer”.

Asimismo, la sexóloga destaca que, como todo en sexualidad, centrarnos solamente en una parte de su práctica es negativo, porque nos limita. “Obtener excitación extra al tener un orgasmo al mismo tiempo que tu pareja es maravilloso y puede ser un plus interesante en el juego sexual, pero si sólo nos sentimos satisfechos de esa manera, si no ocurre (que es lo más probable) entonces empiezan los problemas. Así que, ¿por qué no abrir las opciones?”.

Practíquelo con usted
Si se tiene claro todo esto, y se quiere simplemente buscar el orgasmo simultáneo como un juego más entre la pareja, sin presiones y con el objetivo más bien de experimentar y explorar que de llegar, la experta aporta algunas ideas…

Para empezar, la importancia de conocerse primero a uno mismo y de, por qué no, experimentar en solitario con nuestro autoerotismo.

“Si conozco perfectamente mis gustos y mis reacciones físicas, mi respuesta sexual y sus componentes psicológicos, será más fácil controlar mi excitación y mi orgasmo”, dice la sexóloga.

Por supuesto, conviene practicar la comunicación en pareja, pues si queremos buscar una misma meta será difícil conseguirlo sin conocer en qué parte del camino está el otro. Así, la idea pasa por indicarle a la pareja qué tan excitado se siente e ir explicándole qué le gusta y qué no. “Modular la excitación debería formar parte del juego”, señala la sexóloga.

Por último, Ana Belén apunta a que también podemos trabajar el control sobre nuestro orgasmo, por ejemplo, a través de los ejercicios de Kegel, aunque más que obsesionarnos por manejar los músculos implicados en el acto, podría ser más interesante para la pareja buscar qué posturas son las que más excitan o favorecen el clímax.

“Y, sobre todo, tener en cuenta el componente psicológico del orgasmo. No hay que olvidar que a veces más que una respuesta de nuestro cuerpo, se trata de una reacción de nuestro cerebro.

“Por ejemplo, ocurre en ocasiones que el orgasmo del otro nos excita tanto que nos hace llegar al nuestro, sin que exista una premeditación ni una técnica consciente para ello”.

Con todas estas ideas podemos enfrentarnos a la posibilidad del orgasmo simultáneo; y si no se consigue, de todos modos habremos disfrutado de la intención de lograrlo. (Silvia C. Carpallo)

Deja un comentario