Juan vive en la calle. No recuerda desde cuando, pero la calle es su hogar. Este domingo coincidí con él en la Plaza de los Cien años, aquí en Hermosillo. Sin querer hice que se molestara, pues no quería salir en las fotografías, y creía que esta reportera lo anda persiguiendo para captarlo, mientras cubría un evento, en el que él sin saber era protagonista.
 Así traerás la conciencia le digo mientras sonrió, -para romper el hielo- y con una carcajada responde qué pasó muchacha, mientras a toda velocidad se va detrás del monumento, hasta donde ya llegaba la fila para el anhelado desayuno que recibirían sus compas de vida, al menos unos 250 indigentes, que fueron invitados por el Instituto Hermosillense de la juventud a las jornadas de apoyo “El Pasillo de los Sueños”.

Nombre que a decir de tu titular Francisco Rogel, surgió de una lluvia de ideas, mientras buscaban como denominar la jornada. Mercadotecnia pues, para ser más claros, pero sin duda, una realidad, estos jóvenes seguramente cumplieron el sueño de personas como Juan en esta época decembrina.

Sueños y deseos muy sencillos que para muchos serán casi nada, pero para ellos lo son todo. Y que a nos referimos. Este día los indigentes de Hermosillo que acudieron a El Pasillo de los Sueños pasaran la noche con menos frío al tener una cobija o una muy buena ropa abrigadora, tendrán un corte de cabello o barba, podrán bañarse con agua calientita, los que traían gripa recibirán atención médica y lo mejor un buen desayuno calientito al estilo de los Tacos del Chino, un detalle que les aseguro, hasta Juan el gruñón, agradecerán.

El Pasillo de los Sueños es una buena iniciativa de los jóvenes de Hermosillo, y lo mejor que se organizaron y lograron una sinergia con empresarios locales y otras dependencias del Gobierno Municipal para sacar adelante este proyecto, que tiene el objetivo de dar a las personas en situación de calle de la ciudad un día especial.

En esta iniciativa de los jóvenes participaron voluntarios, además de empresas locales que están ofreciendo servicios para regresar un poco de lo mucho que les ha dado la vida, y que mejor manera que apoyar a gente que no tiene recursos y que vive en situación de indigencia.

En la jornada también participaron alumnos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Sonora, realizando chequeos médicos.

Quienes se acercaron a recibir estos apoyos agradecieron el detalle, unos cantaron, otros simplemente se acercaron rápidamente a ganar una chamarra o a hacer fila para comer una rica barbacoa, frijolitos y tortillas calientitas, buen domingo para ellos y para nosotros que vimos como con una pequeña acción se pueden lograr cambios.

Deja un comentario