Por: Tirso Amante
Quisiera comenzar mi columna del día de hoy informando que, tanto la columna anterior como la de hoy, han tratado temas un tanto más sociológicos (menos políticos como había acostumbrado) con la intensión de aprovechar el espacio tanto para reflexionar de la vida pública de nuestro país como para abordar y socializar temas de lo que nos concierne: la sociología. Sin embargo es mi intención traer temas de interés para todos sin perder el enfoque del espacio. Comenzamos…
En clases de la licenciatura, la pregunta “¿por qué los alumnos estudian lo que estudian?” es una incógnita frecuente.
Según los textos que hemos revisado recientemente en clases, tanto la sociología “moderna” como la “contemporánea”, se han evocado al estudio de problemas muy específicos que han sido explicados desde una perspectiva causalista, es decir, que las causas se encuentran fuera del individuo y más bien suscritas en fuerzas mayores como lo son la cultura. Cómo diría un buen profesor de la licenciatura, pareciera que los alumnos de hoy día queremos hacer “repostería francesa” de la sociología y buscar explicación a los problemas de la sociedad dejando un hueco entre la comprensión de la estructura y el individuo así como los efectos recíprocos de dichos elementos de la teoría social.
Boudon denomina a la sociología clásica, que trataba temas “fundamentales” y los explicaba “racionalmente” así como una comprensión de las relaciones recíprocas entre estructura e individuo, como sociología cognitiva mientras que, basándonos en la descripción del párrafo anterior, cataloga a la sociología “moderna” y “contemporánea” como sociología de cámara.
Podríamos destacar algunas ideas para comprender porque los alumnos estamos optando por la sociología de cámara en lugar de atender problemáticas fundamentales de la sociedad “moderna”. Primero, es necesario esclarecer que la sociología surge bajo la necesidad de los individuos para comprender a una sociedad que pasó de ser tradicional a ser moderna, es decir, que pasó de ser transparente, de explicarse y comprenderse por sí misma (entre sus miembros) a una sociedad compleja y opaca que necesita de una ciencia que la comprenda y explique.
El punto anterior es en sí mismo una posible explicación, es decir, debido a la opacidad y complejidad de la sociedad moderna, los temas que hoy resultan relevantes y necesarios de atender son aquellos que son resultado de esa misma complejidad. El problema de los mismos (temas) es que muchas veces, por un mal planteamiento del investigador, nunca atraviesan el proceso de metamorfosis que los transforma de temas a problemas.
Creo que hoy día la sociología atraviesa por un problema que se basa en la dificultad de problematizar los temas de la sociedad actual; por otro lado se encuentra ante el problema de justificar la aportación científica de sus conocimientos pero sobre todo al problema de perderse en la creación se conceptos que, si bien son útiles, no generan conocimiento en sí sino que muchas veces sólo sirven como categorías de análisis. Cómo leía hace poco en un artículo, resulta “curioso” que en las revistas de ciencias sociales, la ciencia que más batalla para institucionalizarse, es decir, la sociología, es la que más produce.
Según mis reflexiones personales (que no pretenden ser más que eso, una simple reflexión) en base a las lecturas y discusiones de las últimas clases, creo que la sociología (y muchas otras ciencias sociales) deberían hacer varias cosas; primero releer a sus clásicos y adaptarlos al contexto vigente. Segundo buscar la conexión y repercusiones recíprocas entre estructura e individuos (promesa pendiente de los teóricos sociales en búsqueda de una teoría “síntesis”) y por último tener mucho cuidado de no caer en un juego discursivo meramente conceptual para poder proporcionar verdaderas aportaciones a la comprensión y explicación de la cada vez más compleja sociedad en la que vivimos.
¿Qué estamos haciendo los estudiantes de sociología y los sociólogos? ¿Hacia dónde vamos?
