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Se está desmoronando nuestra sociedad: Alfonso Marín

Creo que la gente no está consciente de lo rápido que se está desmoronando nuestra sociedad

Todos los días son ayer. Sugerencia de la memoria y su importancia. La inexorable consigna de ser lo que se ha sido. Los días aquellos, el recuerdo este. La presencia inmarcesible del baúl donde habitan los dolores con sus alegrías.

Todos los días son ayer, nos sugiere Alfonso Marín, en el título de su primer libro de cuentos publicado por Altazor.

Con la honestidad que requiere todo ejercicio de arte, con la ilusión de compartir las historias que emanan de la obsesión.

Alfonso se pasea por la ciudad con su libro debajo del brazo. Mientras, su mirada ausculta a las personas. Se detiene en el análisis, porque de eso se hace el escritor, de los quizá en la persona que atraviesa la calle y pasa por sus ojos, sea el próximo personaje de su próximo cuento.

Los cómo y los por qué. Una conversación con el novel escritor sonorense.

–¿Alfonso, cómo recuerdas tus primeros encuentros con la lectura, dónde leías, cómo era el lugar o los lugares donde lo hacías?

–La lectura siempre ha sido un ejercicio de creatividad mental. Mi padre me llevaba los fines de semana a Librolandia y me gastaba el domingo en cuentos e historietas. Leía siempre en mi cuarto, en silencio.

–¿Qué libros eran los que más te gustaban cuando empezabas a leer?, ¿algún título que recuerdes en particular?

–De niño todos los cuentos clásicos, por supuesto. Recién entrado en la adolescencia comencé a tomar libros del género “adulto contemporáneo”, el primero fue Los renglones torcidos de Dios de Luca de Tena, que fue un best seller en los años setenta, me impactó la crudeza de la trama.

— Ha pasado el tiempo, ahora tu nombre firma un libro, ¿qué te significa esto?

-Un compromiso muy grande. El lector siempre tiene la última palabra y para mí, como escritor, es una obligación presentar buen material. Lo que más me interesa es atraer nuevos lectores, que la gente que nunca ha leído comience con relatos cortos y fáciles de leer. Que el personaje lo invite a entrar en el mundo de la lectura y tal vez, identificándose un poco con él, experimente el placer de recorrer una historia a través de las letras.

–¿Cómo surge el título Todos los días son ayer?

–De la línea que siguen las historias que en el libro se cuentan. Los personajes son seres atrapados de alguna manera en un pasado que siguen reciclando en su presente, aferrados a un recuerdo, a una mejor época, a un objeto, a sueños que nunca se cumplieron o a una relación que ya no funciona pero no se atreven a terminar.

–¿Por qué escribir?

–Para expresarme de algún modo, a veces lo siento como un desahogo emocional. Todos los días leo noticias terribles sobre discriminación, bullying, traiciones que derivan hasta en asesinatos. Creo que la gente no está consciente de lo rápido que se está desmoronando nuestra sociedad.

–¿Para qué escribir?, ¿a qué se aspira cuando se escribe?

–A seguir construyendo el acervo cultural, aunque sea con un granito de arena. Por otro lado, como mencioné en la pregunta anterior, crear conciencia a través de narraciones urbanas de los tiempos que estamos viviendo.

–Los textos de Todos los días son ayer son entrañables, muy descriptivo; se habla de las personas cercanas, ¿por qué apostar por estos personajes?, ¿los elegiste o te eligieron?

–Muchos de ellos son personas que he conocido, y aunque no las haya tratado me ha bastado observarlos detenidamente para crear una breve historia. Son personas que se han cruzado en mi camino o alguna vez compartimos algunos pasos.

–Cuéntame sobre el texto al que más cariño le tengas de los que contiene Todos los días son ayer, y dime los por qué.

–El malasuerte es un cuento que escribí una tarde en un café atiborrado de gente, creo era un domingo, yo estaba solo en un rincón con mi laptop y de repente se me vino un personaje solitario, sin amigos, rezagado, así como el protagonista. Valoro mucho la amistad leal, ese cuento es también un llamado a combatir el bullying.

–Me conmueve la dedicatoria que haces en el libro, para tu perro, ¿cómo llegó a ti esa mascota?, ¿algún día le escribirás un cuento?

–Mi perro fue un regalo de mi hermana hace 14 años. Yo no lo quería al principio porque no me sentía lo suficientemente responsable para hacerme cargo de una mascota. Los primeros años me convertí en padre con él, era muy enfermizo, a cada rato corría con él al veterinario y hubo noches que no dormí por estar cuidándolo. A pesar de todo fue un perrito muy longevo y me acompañó durante toda mi juventud temprana, juntos pasamos cosas muy duras. Era un perrito muy especial, no se dejaba acariciar por otras personas, conmigo era muy meloso y hasta me celaba. Desgraciadamente murió el pasado 24 de diciembre, de una torsión intestinal. Llevaba dos meses muy mal, ya no podía levantarse a comer. Tengo sus cenizas en casa en una urnita de madera con su placa. Sí tengo una historia sobre él pendiente de escribir, solo necesito tiempo para pasar el duelo porque en este momento sería muy difícil.

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