Rosa Irene no siente que en la Policía Estatal de Seguridad Pública ser mujer sea un obstáculo, el respeto que recibe de sus compañeros, hombres en su mayoría ha sido constante desde que estaba formándose en la academia hace 10 años. Ahora que es comandante se siente tratada de la misma manera y es que así están formados ahí. Igualdad y equidad entre los cadetes y policías.

Sin embargo el ser policía y mujer no siempre es fácil fuera de las paredes de una corporación. La familia, los amigos, muchas veces la pareja son otras responsabilidades que no esperan y que deben ser atendidas con la misma seriedad y responsabilidad con que se porta un uniforme, a veces mucho más.

«Es un poco difícil porque la mujer al salir del trabajo llega a su casa y no está la comida lista, al menos yo llego y debo hacerme la comida, la labor de la casa es trabajo aunque muchas veces no se reconoce pero es un doble trabajo. Terminar tu turno y seguir con la casa, los hijos, ayudarles con la tarea, la escuela, es un poco pesado, yo respeto mucho a mis compañeras que tienen hijos, es un gran trabajo el que hacen, trabajar y luego seguir trabajando en casa, no cualquiera»

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Rosa Irene sube a su patrulla donde cada día sale para arriesgar la vida y servir a los ciudadanos de Hermosillo, uniformada impecablemente, su radio, un arma de cargo y unos lentes oscuros. Arranca y sale a la calle, ahí platicamos sobre ser policía, ser mujer y las cosas que piensa al combinar esos dos conceptos. Nunca hace una diferencia en el trato que debe recibir o las cosas que debe hacer por el hecho de ser mujer. La igualdad empieza por el trato que uno mismo se de y el lugar que cada quien toma.

Aficionada al ciclismo, a la lectura y a cocinar en su tiempo libre, soltera y en un tiempo estudiante de Ciencias de la Comunicación la comandante cuenta que su decisión no fue como muchos dicen que desde pequeña sintió ganas de ser policía, pero desde siempre ha sentido la necesidad de ayudar a la gente. Cuando al fin vino la determinación su madre no quiso imperdírselo pero le mostró la preocupación por su seguridad aunque eso no la detuvo. Considera que ser agente es un trabajo para mujeres y hombres por igual, lo que importa es la vocación de servicio y la dedicación.

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Ser mujer a veces puede interpretarse como un signo de debilidad por los delincuentes, pueden pensar que no tienen la fuerza suficiente para actuar pero la preparación académica y táctica que adquieren en el Instituto Superior de Seguridad Pública o ISSPE los hace manejar situaciones de riesgo de una mejor manera, para Rosa Irene eso y contar con el apoyo siempre de sus compañeros de la PESP resuleve el problema.

«creen que por ser mujer dicen -no me van a hacer mucho- o -no tiene la fueza- pero la capacitación nos ayuda mucho además siempre llegan los compañeros y nos ayudan»

La sensibilidad con que se enfrentan las situaciones urbanas es un tema que también cambia la manera de ver las cosas para Rosa Irene, ahora no solo se trata de detener a los delincuentes sino que existe la posibilidad de ayudar a prevenir.

«La drogadicción es lo más latente en este momento, de ahí se derivan otros problemas como los asaltos, los robos, todo ese tipo de cosas, me duele mucho ver a los niños que salen de sus casas, dejan la escuela y viven en la calle aprendiendo a delinquir desde muy temprana edad, eso es lo que más duele, yo estoy en el grupo de Proximidad Ciudadana y damos pláticas a los niños sobre los efectos nocivos de la drogadición, a mi me gusta más este trabajo porque tengo la oportunidad de prevenir, ver niños de 8 años consumiendo droga es algo de lo que más me pega»

Las oportunidades son buenas para las mujeres dentro de la Policía Estatal de Seguridad Pública en Sonora, a pesar de lo difícil de la formación es importante el número de mujeres que tienen un lugar dentro de la corporación.

«Ahora está mucho mejor el apoyo para la mujer aquí en la policía, cuando entré había pocas mujeres y ahora somos tal vez unas 200, definitivamente se ha caminado de forma positiva en el lugar, si algo te apasiona, si algo te gusta hay que seguirle ahí porque todo se puede, cuando yo entré me visualizaba con un grado y recibiendo el respeto de mis compañero y brindándolo a ellos, porque en el pedir está el dar. No solo en la policía sino en cualquier profesión, hay que hacerla con pasión, todo se puede si te visualizas y lo decretas todo se puede»

Tras los lentes oscuros, Rosa Irene Martínez Ruelas hoy representa a las mujeres que día a día luchan por un mejor lugar en la sociedad pero que no le exigen por el hecho de ser mujeres sino que trabajan por ello, lo hacen con pasión y dedicación y además respetan a los demás para lograrlo. Desde una patrulla con un uniforme esta vez combatiendo el crimen y previniendo el delito que representa también una bata médica cuidando la salud de la gente, un gis y un borrador, enseñando en un aula, una escoba y un recogedor barriendo la calle o una olla y una cuchara alimentando una familia, las mujeres desde  su particular trinchera nos enseñan que con amor todo se puede, valientes y fuertes. Celebrando un día que debe ser festejado a diario.

 

 

 

 

 

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