Superprotectores e intromisivos, así son los padres helicóptero, un fenómeno de la sociedad actual que, aunque parezca una cosa rara, está ya entre nosotros, entre amigos y familiares.

Los padres helicóptero son los que tienden a sobrevolar por la vida de sus hijos, advirtiéndoles de los posibles peligros, evitando que comentan ciertos errores, subsanando sus meteduras pata y hasta boicoteando su capacidad de elección en cuanto a amistades o parejas cuando son adolescentes.

¿Hasta qué punto somos unos papás helicópteros?

¿Dónde se encuentra el equilibrio entre ayudar a un hijo y protegerlo o sobreprotegerlo? Los psicólogos han establecido tres categorías de padres helicóptero:

1. La primera categoría es la llamada helicópteros de combate. Estos padres son los que se caracterizan por lanzarse en picado y luchar por sus jóvenes. Se trata, normalmente, del padre helicóptero que los administradores y empleados de la escuela encuentran de menor ayuda.

2. La segunda modalidad corresponde a los padres conocidos como helicópteros de tráfico. En este grupo se encuentran los padres que van guiando a sus niños, les marcan el camino que ellos consideran más adecuado, y les ayudan a tomar las decisiones apropiadas a lo largo de sus vidas. La diferencia entre este helicóptero y el helicóptero de combate es que el helicóptero de tráfico finalmente permite al estudiante seguir su propio camino.

3. El tercer tipo de padres superprotectores son los que forman el grupo de helicópteros de rescate. La función de este tipo de padres es sacar a sus jóvenes de las situaciones de crisis y llevarlos a lugar seguro, o proporcionarles suministros para que vuelvan a levantarse y a ponerse en pie.

Los padres helicóptero están profundamente dedicados a sus niños y su sentido del deber como padres va mucho más allá de proporcionarles un ambiente y una educación adecuada. Los niños de los padres helicóptero a su vez confían mucho en el criterio de sus padres y consultan siempre con ellos cuando deben tomar una decisión. Algo que choca, sobre todo, a las personas que han vivido una actitud de rebeldía generalizada de los hijos hacia los padres cuando llegaba la adolescencia.

No obstante, sólo cuando los padres dificultan la capacidad de un hijo para ser autosuficiente, la paternidad heicóptero empieza a ser un problema, dicen algunos expertos. Esta sobreprotección física y moral implica estar en contacto permanente con ellos, algo que ha facilitado mucho el uso del móvil y además, está directamente relacionada con un elevado nivel de exigencia académica. Los padres helicóptero quieren de sus hijos lo mejor, presionan a los niños para que se esfuercen al máximo e incluso al colegio para que obtengan las mejores calificaciones, lo que conduce a un estado de estrés, desadaptación social y ansiedad en los niños.

La cuestión es que la presión de los padres helicóptero no se acaba en la infancia: he seguido investigando un poco más sobre el tema y he visto que la paternidad helicóptero está suponiendo un problema para los jóvenes en busca de su primer empleo. Algunos de ellos llegan a acompañar a sus hijos a las entrevistas de trabajo, realizan el seguimiento de las mismas e incluso llaman para que les digan qué les ha parecido su hijo y cómo ha estado en la entrevista. Esta actitud impide que los niños aprendan a tomar decisiones, a resolver problemas, a asumir responsabilidades y a ser independientes.

Fuente: Guía Infantil.com

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