México se encontró en los cuartos de final contra el rival más duro del torneo. Enfrente, el Tri infantil tenía a Ecuador, un sinodal que cerró los circuitos y cortó los espacios; los sudamericanos maniataron las bandas, donde Kevin Lara y Kevin Magaña sufrieron en demasía; el balón no pasó por el mediocampo durante el primer tiempo del encuentro y esto le jugaba en contra a los dirigidos por Mario Arteaga.

Por su cuenta, los ecuatorianos se volcaron al frente durante gran parte de la primera mitad. Intentaban con variantes y con varias posibilidades para que sus oportunidades les abrieran el camino del gol. Abraham Romero, el portero tricolor, más de una ocasión se empleó a fondo para evitar que su meta cayera.

Al 40′, quizás cuando menos lo merecían, los nacionales, a balón parado, inauguraron el marcador. Fue por cuenta de Claudio Zamudio, el ’10’ mexicano, que el Tri se iba al frente, luego de una serie de rebotes en el área ecuatoriana; el atacante fulminó al arquero Cevallos, después de que Bryan Salazar le bajara la pelota en un recentro con la cabeza. El tanto le devolvió el alma al equipo de Arteaga.

Antes del silbatazo que indicó el camino a los vestidores, el propio Zamudio tuvo una oportunidad más, incluso más clara que la que convirtió en anotación, pero desperdició el chance. A pesar de la adversidad, México se iba al descanso con la mentalidad puesta en incrementar la ventaja para el complemento y así sentenciar la serie, pensando en el boleto a las semifinales.

Para el complemento, las circunstancias no fueron muy distintas al primer tiempo. Juego ríspido, de mucho contacto, en el que México, al 53′, encontró una posibilidad más para aumentar su ventaja. José Gurrola, quien acababa de ingresar al campo, sufrió una falta dentro del área rival, lo que ocasionó que el árbitro, Ruddy Buquet (de Francia), no dudara en marcar como pena máxima el contacto.

Bryan Salazar, el central que reemplazó a Francisco Venegas, suspendido, tomó el balón sin duda en sus movimientos, lo colocó en el manchón de los once pasos y ejecutó con fuerza su cobro, venciendo al arquero y poniendo la pelota en la escuadra izquierda del arco de Cevallos. Gran parte del estadio Francisco Sánchez gritó la conquista en el marcador parcial.

El gol en contra acrecentó la ansiedad del sinodal en turno, que no dudó en incrementa con vehemencia sus embates hacia el arco de Romero; el equipo nacional respondió con movimientos, Arteaga relevó a Magaña y Lara, para darle entrada y minutos de juego a Nahúm Gómez y Javier Ibarra, mismas funciones, pero mejor estado físico. Los movimientos funcionaban como refresco de cara al cierre del compromiso.

Con las modificaciones en el esquema, México tuvo mayor profundidad, se volcó un poco más al frente, pero como en casi todo el torneo, careció de contundencia en el último toque. Sin embargo, el rival corrió con la misma suerte, pese a que era insistente en sus ataques. Así se consumieron los 90 minutos reglamentarios, instalando a la selección nacional en la antesala de una final más en la categoría Sub 17.

Este Tri, con paso perfecto hasta el momento, tendrá que enfrentarse a Nigeria, una potencia a este nivel de selecciones, para ingresar a la final del certamen. Con ilusión, futbol efectivo y una plantilla motivadísima, México sueña con la tercera corona a nivel infantil, sin importar que enfrente, tendrán a un combinado africano poderoso. Merecidamente son semifinalistas.

Deja un comentario