Apenas van 8 días de la llamada “Nueva Normalidad”.

Apenas poco más de una semana y la verdad es que no me está gustando para nada. Creo que a muchos no les gusta tampoco. Se supone que regresaríamos para empezar de nuevo cuando todo hubiera pasado, pero todo sigue y se ve lejos de acabar.

En estos 8 días he dado más pésames que en los últimos 5 años. He visto escritos desgarradores de amigos, conocidos y familiares despidiéndose de seres queridos. Padres, madres, abuelos, hijos.

Solo de escribirlo me da miedo.

Creo que no solo yo lo he visto. Antes, veía uno las redes sociales para distraerse, olvidar un poco y reírse de los memes o cosas así. Ahora entre memes y artículos con remedios de como reforzar las defensas, aparecen despedidas, fotos de amigos que hace días estaban y ahora se han ido. Plegarias por otros que apenas semanas atrás aparecían en una foto con el rostro feliz abrazando a su familia y hoy luchan por mantenerse con vida.

Esos son los conocidos.  Pero también se pueden ver las fotos de médicos y enfermeras que de la misma forma dejaron de pelear en la primer línea en el combate contra el Covid para salvar a otros y ahora pelean por su propia vida. Algunos la han perdido ya.

Y así muchos que por necesidad salieron a trabajar para alimentar a su familia y ahora están aislados, solos y se aferran a seguir respirando.

Y me pregunto si acaso, aquellos que dicen que el Covid es una mentira, no tienen en estos días un conocido o un familiar que pelea por seguir vivo. En verdad me gustaría que así sea y todos estén bien. Para otros no es así y el dolor que ha dejado esta pandemia es grande y puede que se vuelva mayor. Al parecer esto no acabará pronto y se convierte en una carrera de resistencia más que de velocidad.

El Covid-19 existe, es real y está pegando muy duro en muchas familias. No solo se está llevando a seres queridos. Se está llevando fuentes de trabajo, se está llevando tiempo que no va a recuperarse en familia, se está llevando nuestra forma de vida como la conocíamos.

También trae oportunidad de renovarnos, de adaptarnos y voltear a ver cosas que dejamos de lado antes por falta de tiempo. Nos da la oportunidad de la empatía, de la generosidad y de ponernos en los zapatos de otros.

Quedarse en casa, cuidarse con cubrebocas, guardar distancia no solo es por uno, es por todos los demás. Ojalá todos creyéramos.

(La foto me la robé del internet)

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