La naturaleza explosiva de muchas personas les ha jugado una muy mala pasada, y no nos referimos al sufrimiento de estrés y ansiedad, sino que muchas personas que no pueden controlar su carácter han tenido serios problemas legales y su vida, por completo, se vio modificada por reacciones que pudieron ser evitadas.

Consejos para ser una persona más equilibrada y tranquila

A continuación se comparten algunos ejemplos de reacciones y comportamientos que pueden resultarte mucho más favorables, al estar tranquilo y con una mente más equilibrada.

1. Piensa antes de hacer algo

Mantén la calma, no es nada, es una cuestión de la vida cotidiana. Esto parece muy simple, pero en el día a día, para muchas personas esto resulta prácticamente como una burla. ¿Qué debemos hacer el resto de nosotros cuando las situaciones cotidianas son inquietantes, una emergencia en el trabajo, un jefe hace comentarios groseros o los hijos adolescentes están fuera de control?

La respuesta es bastante simple. En lugar de desgarrar y tirar cuando escuchas otra tanda de críticas, resuelve el problema sin gritar. Tómate unos minutos, pon tus pensamientos en orden y sopesa cuidadosamente cada palabra, solo entonces responde. Las relaciones, la vida social y el trabajo se beneficiarán de esto.

2. Controla tu atención

Un problema aparentemente serio e irresoluble no siempre es el caso. Para comprobarlo, el psicólogo Andrei Zhelvetro recomienda utilizar el ejercicio Stop. Si sientes que la situación se está saliendo de control, detente por unos segundos y háblate a ti mismo “¡Alto!” Ten en cuenta: Cómo te sientes; lo que ves y oyes (qué colores prevalecen, cuántas personas están sentadas cerca o, por ejemplo, qué tipo de música se está reproduciendo);

Trata de rastrear lo que está fuera de tu línea de visión (ruido, gente, clima, etc.). Al repetir este ejercicio con regularidad, la tendencia será volverte más tranquilo y equilibrado, también experimentarás emociones más agradables.

3. Aprende a escuchar

A menudo, las situaciones de conflicto y, con ellas, la irritabilidad no deseada, surgen de malentendidos. Al no haber escuchado al interlocutor, comenzamos a indignarnos y enojarnos por su actitud ante lo que está sucediendo o ante nosotros personalmente.

Para estar más calmado y equilibrado, trata no solo de hablar. Aprende a escuchar atentamente a tu interlocutor sin distraerte con factores ajenos.

En este caso, es más fácil encontrar un lenguaje común, lograr un entendimiento mutuo incluso con un tema hostil y poder mantener la calma.

4. Habla más tranquilamente

El interlocutor percibe el discurso alto como un ataque o una señal de amenaza. Inconscientemente, comienza a defenderse y activa la respuesta adecuada en el estilo de “golpear y correr”.

Si quieres evitar una escalada del conflicto y mantener la calma: habla medio tono más tranquilamente; no uses comentarios sarcásticos; no interrumpas al interlocutor en mitad de la oración; debes tratar de ser más receptivo.

Si la persona siente que está siendo escuchada y comprendida, no tendrá motivos para entrar en conflicto y tú no tendrás motivos para el estrés y la ansiedad.

5. Minimizar los factores de ansiedad

Si la ansiedad constante se interpone en el camino para mantener la calma y el equilibrio, aprende a calmarte. Para ello, algunos psicólogos recomiendan: dejar de ver crónicas de crímenes; conseguir un sueño normal; relajarse más; cambiar de trabajo, si es posible, eliminar las causas cotidianas de alarma y detonadores de estrés.

6. No te preocupes por lo que no puede influirte

Las personas tienden a sentirse ansiosas y nerviosas por cosas en las que no pueden influir, y por cosas que no les influirán a ellos. Este comportamiento solo aumenta la ansiedad y aumenta los niveles de estrés.

Comenzando a preocuparse por algo y experimentando ansiedad, trata de distanciarte de la situación. Evalúalo desde fuera y responde mentalmente a las preguntas: ¿Puedes influir en lo que está sucediendo? ¿En qué puedes influir exactamente? ¿Qué no puedes conseguir? ¿Qué puede sucederte a ti?

Si la mayoría de las cosas que causan ansiedad están fuera de su control, ¿vale la pena preocuparse por ellas? Por supuesto que no. Lo único que cambiará es tu nivel de estrés frente a eso. Ten esto en cuenta y mantente tranquilo.

7. Controla tu respiración

Durante el sueño, una persona respira de manera uniforme y tranquila. Para mantener el equilibrio y la calma, haz lo mismo durante los momentos de estrés. En situaciones críticas, una persona sufre de dificultad para respirar. Algunas personas dejan de respirar por completo debido a la ira o la indignación.

Respira profundamente mientras levantas el diafragma: inhala profundamente por la nariz (de modo que tu estómago suba y baje con cada respiración); aguanta la respiración durante un par de segundos; exhala lentamente. En unos minutos, esta técnica de respiración ayudará al cuerpo y al cerebro a relajarse. Durante este tiempo, podrás recuperar el control y contestar al interlocutor con calma.

8. Cambia tu forma de ver las cosas

No existe un método único para todos para ayudar a mantener la calma. La forma más fácil de equilibrarse es cambiar nuestra visión de la situación.

Un experto en relaciones familiares recomienda mirar el mundo de manera positiva: ámate a ti mismo y a los demás, aunque parezca trillado, es una aspiración muy saludable; perdonar a las personas por pequeñas deficiencias, descuidos, errores; mostrar paciencia con los demás; menos presiones y menos reproches.

Aprende a detener tu irritación y las reacciones negativas. Si una situación estresante es inevitable, mírala a través de los ojos de una abuela experimentada. Simula un posible curso de eventos en tu mente. Considera lo apropiado de tu comportamiento: qué cambiará si te preocupas o te enojas.

Los cambios en nuestro comportamiento y las reacciones, es gradual y no puede realizarse de un momento a otro, lo importante es aprender practicándolo a diario.

 

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