El fin del kirchnerismo:

El domingo 22 de noviembre del 2015 fue un día histórico para los argentinos. Dos acontecimientos fueron los que marcaron el tiempo; uno fue la celebración, por primera vez en la historia, de la segunda vuelta electoral mejor conocida por los argentinos como “ballotaje” o balotaje y el segundo fue el triunfo electoral de la plataforma política Cambiemos encabezada por el ahora presidente electo de centroderecha Mauricio Macri.

Macri, ex presidente del Boca Juniors y ex jefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires, dio fin a 12 años ininterrumpidos del peronismo de centroizquierda que abanderaron los  Kirchner en lo que se denominó la década K. El gobierno kirchnerista se caracterizó, en lo bueno, por algo que ellos mismos denominaban la “universalización de derechos” entre los que destacan procesos judiciales contra sombríos personajes de la dictadura, la pensión para miles de adultos mayores, cuotas de apoyo familiar por hijo a familias necesitadas, apoyo a madres solteras, el matrimonio igualitario, el derecho a la reasignación de sexo, la politización ciudadana, la cancelación de la deuda externa con el FMI entre muchas cosas más que el mismo gobierno anunciaba con su eslogan “No fue magia”.

De lo criticable destaca la polarización política en las familias, las fuertes regulaciones cambiarias, altos niveles de inflación, escándalos de corrupción, enfrentamientos públicos entre el poder judicial y el ejecutivo así como un excesivo uso de la cadena nacional por parte de la presidente para sus anuncios, aspectos que Macri capitalizó y lo llevaron a su triunfo.

El fin del kirchnerismo representa para muchos el debilitamiento de la fuerza progresista en la Argentina que se focalizó en el desarrollo social, logros que se le aplauden, mientras que su proyecto económico no fue su fuerte. El crecimiento de las clases medias a los que se les olvida cómo se convirtieron en la misma, le dieron su voto de confianza a Cambiemos con expectativas de poder crecer aún más, ciclo histórico de la “alternancia” política que hemos visto tantas veces en tantas latitudes.

Pareciera que la derrota del oficialista Frente para la Victoria es un ejemplo de lo que pudiéramos ver próximamente en países vecinos como Brasil, Venezuela, Ecuador y Bolivia que tienen regímenes progresistas que parecen perder fuerza ante fuertes escándalos de corrupción y la represión de la oposición.

Con la llegada de la derecha se ponen el peligro los logros de la izquierda. Ahora toca a la ciudadanía reforzar y defender esos derechos sociales que les proporcionaron aquellos que hoy califican como ineficientes y exigir a quien le dieron voto de confianza que cumpla con sus expectativas y promesas.

De cualquier forma lo acontecido en Argentina es muestra de un ejercicio democrático del que el gobierno saliente debe sentirse orgullosos ya que, de no haber sido ellos quienes encabezaran el poder, difícilmente hubiéramos visto una transición democrática y pacífica como la del domingo en la que los resultados fueron sumamente cerrados demostrando que lo ganado es ganado y lo perdido será aquello que no se cuide, se defienda y exija. A trabajar ciudadanía.

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