Tras el derrame de 40 millones de litros de sulfato de cobre en el Río Sonora, Bacanuchi resultó una de las comunidades más afectadas por la contaminación de agua. A 4 años y 7 meses cumplidos este 6 de marzo la calidad del agua para consumo sigue sin ser confiable. Eso y muchas soluciones que no llegaron. Las promesas de Grupo México se fueron diluyendo. No así los metales en el agua.
REPORTAJE EN AUDIO con declaraciones
Rosa María Vázquez, habitante de Bacanuchi y miembro del Comité Por Un Agua Limpia explica el constante peregrinar para conseguir agua purificada para la gente del pueblo. Viajar hasta Cananea para tener agua limpia que puedan tomar.
Cansados de que CONAGUA no diera claridad en los estudios hechos al agua del río, la desconfianza de los habitantes sigue, por eso a pesar de la planta potabilizadora que se instaló con el fideicomiso creado por Grupo México y que fue cerrado en febrero de 2017, se organizaron para comprar su propia planta purificadora. Así pues, hicieron actividades y con el apoyo de “Poder” una organización que los ha acompañado con asesoría legal y ayuda social, recibieron una donación del Grupo Club 700 y desde este viernes 8 de marzo, los habitantes de Bacanuchi tienen agua purificada, más cerca y más barata.
El estigma del derrame tóxico no acaba con esta medida, aunque ahora tendrán agua limpia para consumir, la actividad económica que era fuente de trabajo en el pueblo ha muerto prácticamente porque sus productos ya no los compran por la desconfianza que puedan estar contaminados.
Por si fuera poco, Grupo México continua explotando a los pueblos del Río Sonora, denuncian la extracción de agua para que la mina de Cananea funcione a pesar de que hay promesas que nunca llegaron, las Unidades de Vigilancia Epidemiológica y Ambiental, la clínica para atención y la limpieza del Río, que es la fuente de vida de estos municipios como Bacanuchi.
Pronto se cumplirán 5 años del derrame que literalmente mató al Río Sonora, la corrupción de Grupo México ha sido denunciada por activistas y ciudadanos afectados, el fideicomiso de 2 mil millones no fue aplicado en su totalidad pues la empresa minera consideró que los daños habían sido reparados.
Pero además de los mil 250 millones que se aplicaron se dieron a conocer casos donde el dinero sirvió para el beneficio de unos pocos y no para solucionar de fondo el problema que afectó a los habitantes que solo recibió cerca del 30% del dinero destinado. Mientras que empresas de tinacos, medios de comunicación y grandes productores, recibieron cantidades mayores a las destinadas para aliviar la salud de los afectados que aún sufren las consecuencias cada día.