Es por muchos sabido que la presencia femenina es poca o desigual en diferentes áreas de la política. Imperan los hombres al frente de Gobiernos, de puestos diplomáticos, al frente de las Cámaras legislativas, presidiendo municipios, al frente de Secretarías y demás dependencias de la esfera política.
En lo particular a mi me gusta pensar que el principal motivo para darle un puesto a determinada persona tiene que estar basado en su perfil académico, en sus propuestas de trabajo y en el esfuerzo y dedicación que ha demostrado en las áreas laborales que se haya desempeñado. Esto no tiene nada que ver con el género, de manera que si es mujer o si es hombre es la cosa o el detalle más irrelevante.
No obstante, los estudios de género enfatizan en que esto no es así y digamos que el mismo sentido común ya muy desconfiado que tenemos todas y todos, también nos obliga a pensar distinto.
La realidad es que la presencia femenina es poca y evidentemente no tiene que ver con un nivel inferior de perfiles. Bastaría con revisar las estadísticas por género y por calificaciones con que egresan hombres y mujeres de distintas universidades y centros de posgrados en cualquier de los países.
Lo que si tiene que ver con la imperante presencia masculina es que son los hombres quienes han sabido tejer mayores redes de relaciones públicas y compadrazgo, las cuales seguramente tienen su origen en los partidos políticos. De igual manera esto ha de estar mezclado con la discriminación y el machismo que muchos estudios académicos señalan.
Yo considero que me gustaría ver más mesas directivas con mujeres al frente, más gobiernos comandados por féminas, más mujeres al frente de Secretarías, etc. pero con mujeres con perfiles altos, con mujeres que se desempeñen de manera pulcra y que como tal nos hagan sentir orgullosas al resto.
Esto deja fuera a mujeres que llegan a sus puestos solo como cumplimiento de las cuotas de género.
Llegar para cumplir una cuota de género es lo mismo que llegar por una palanca, por lo menos yo no le veo ninguna diferencia.
Hoy en día pedir más espacios para las mujeres no es considerado como una conducta subversiva, ya muchas mujeres han hecho lo propio para que el reclamar los derechos sea una actividad políticamente correcta. Nadie puede negar que en ese sentido, sin duda, hemos avanzado.
Lo que continúa siendo un pendiente es la lucha para que la normativa legal en la que hombres y mujeres gozamos de iguales derechos se traduzca en prácticas reales en cada uno de los espacios de poder y de representación política.
En fin, ¿usted que opina?







